Este psicólogo ha confesado en su web que "Nunca ha sido una de esas parejas o maridos que ayudan a su mujer con las tareas de casa", y que cuando llegaron sus hijos la cosa siguió más o menos igual. Aunque de buenas a primeras pueda resultar una afirmación indignante, todo tiene una explicación. "No puedo ayudar a alguien con algo que es mi entera responsabilidad. Los hijos, al igual que las tareas domésticas, no son el patrimonio de nadie: ni pertenecen a la mujer ni pertenecen al hombre. Son responsabilidad de ambos", continuó escribiendo Soler.
El motivo de esta contundente explicación se debe a una anécdota que el psicólogo vivió una mañana en el supermercado donde, acompañado de sus hijos, dos señoras mayores le vieron y comentaron: "Hay que ver lo que ayudan ahora los hombres a sus mujeres con los hijos”. Soler, que tenía algo de prisa, se limitó a sonreirles y decidió contestar a su comentario a través de este artículo, que en tan solo dos días consiguió compartirse más de 10.000 veces en las redes sociales.
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"Me ofende cuando, de modo muy bienintencionado me halagan con 'lo mucho que ayudo a mi mujer'. Como si no fueran mis hijos o no fuera mi responsabilidad. Hago, con mucho esfuerzo y mucho gusto, ni más ni menos que aquello que me corresponde. Al igual que mi mujer. Y por mucho que me esfuerce nunca podré llegar a hacer tanto y tan bien como hace ella", explica Soler, reabriendo así el debate de las responsabilidades entre padres y madres.
Y es que, ¿por qué tendemos aún a dar por hecho que todas estas responsabilidades recaen siempre en la mujer? El psicólogo se hace la misma pregunta en su artículo: "Asumir de facto que los hijos son responsabilidad de ellas es un vestigio del pasado. Hoy en día hombre y mujer se reparten (o deberían hacerlo) de modo equilibrado aquellas tareas que les atañen a ambos, como la casa y los hijos (...) Quiero que mis hijos crezcan sin saber si planchar es cosa de hombres o de mujeres. Que no sepan si los baños son cosa de su padre o de su madre. Que no haya un 'jefe' de la casa sino que todos convivamos del modo más feliz posible."
Para terminar de responder a estas dos señoras con las que el psicólogo se topó en el supermercado, Soler concluye: "Así que no, señoras, yo no ayudo a mi mujer con los niños. Tampoco con la casa. Estoy con ellos en el supermercado y les paseo porque son mis hijos y me acompañan allá donde voy. Les cambio los pañales, les baño, les llevo al parque o les preparo la comida no por ayudar a mi mujer, sino porque son mis hijos, son mi responsabilidad y quiero que crezcan con un modelo de familia y de reparto de tareas diferente a aquel que ustedes y yo hemos tenido".
A nosotras solo nos queda dar nuestra más sincera enhorabuena a este padre de familia por su artículo y su concepción equitativa de las responsabilidades entre hombres y mujeres. ¡Chapó!
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