Por si no era bastante con tener que cortarnos con determinadas comidas para no engordar, ahora parece que tampoco deberíamos olerlas. Eso de deleitarse con el aroma de la comida recién hecha, ¡no es un acto tan inocente como creíamos! O al menos es lo que asegura un estudio realizado por dos investigadoras de la Universidad de Berkeley (California): oler la comida engorda.
Para llevar a cabo el estudio, Céline E. Riera y Eva Tsaousidou utilizaron tres grupos de ratones: uno con capacidad olfativa normal, otro con el sentido del olfato muy desarrollado y, por último, un tercer grupo con el sentido del olfato inhabilitado. Después de darles las mismas cantidades de comida, comprobaron que los ratones con el sentido del olfato reducido engordaron hasta un 16% menos que los ratones normales. ¿El motivo? Aún no está claro, pero la hipótesis gira en torno a que el olor de la comida hace creer a nuestro cerebro que es la hora del almuerzo y el metabolismo se prepara para almacenar los nutrientes y las calorías que va a ingerir. Por el contrario, consideran que en el caso de los que tenían el olfato anulado, el metabolismo seguía quemando energía.
Curioso, ¿verdad? La frase "huele que alimenta" nunca había tenido tanto sentido. No obstante, como disfrutar del olor de tu plato favorito se trata de un placer del que no queremos privarte, te sugerimos que repases nuestra galería con consejos para mantener tu peso ideal. También puedes echar un vistazo al vídeo de la youtuber Alziur, en el que te explica como perder peso de forma sana. ¡Toma nota!
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