Cómo tratar a un niño con homeopatía
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Cuando tenemos que elegir un tratamiento para niños, hay que tener en cuenta una serie de factores. Entre los más importantes se encuentran la seguridad y los posibles efectos secundarios. Los medicamentos homeopáticos son la solución perfecta, ya que, además de ser seguros, ofrecen un alto grado de tolerabilidad, lo que elimina los efectos secundarios del tratamiento.
Además, la homeopatía sirve para tratar un amplio abanico de patologías en bebés, niños y adolescentes. Son muy eficaces, por ejemplo, en patologías agudas, como la tos, el cólico de lactante o la diarrea, pero también en las más complejas, como los trastornos del sueño, el asma o las vegetaciones.
El medicamento homeopático es eficaz donde la medicación tradicional falla, ya sea porque no consigue resolver el problema o porque su uso pueda acarrear demasiados efectos secundarios. La homeopatía, al ser completamente natural, nos ofrece una solución perfecta a todo tipo de problemas.
Si tu hijo además está en edad escolar, es posible que tenga problemas tan comunes como los resfriados, la faringitis, la otitis... patologías que son muy sencillas de contraer al estar rodeado todo el día de compañeros. En el caso de la otitis o la bronquitis, por ejemplo, el medicamento homeopático ayuda además a reducir el riesgo de recaída del niño.
El tratamiento con homeopatía también es muy eficaz para resolver problemas dermatológicos, como el molusco contagioso o las verrugas y el acné ya en adolescentes.
Por último, pero no menos importante, las distintas formas en las que se presenta el medicamento homeopático son también una ventaja importante a la hora de que nuestros hijos no rechacen la medicación. Lo más habitual es que al niño le guste la forma de bolita con sabor dulce, que además no necesita agua para disolverse, por lo que se puede tomar directamente.