Viajar en solitario se está convirtiendo cada vez más en una opción elegida por las mujeres. En algunos casos como forma de romper con una etapa y empezar otra nueva, en otros, tomarse un tiempo para una misma permite reflexionar acerca de qué dirección tomar de cara al futuro. Hoy conoceremos porqué viajar sola puede suponer un punto y aparte en tu vida y darte una nueva perspectiva del mundo y del rumbo que quieres tomar.
No todo el mundo vale para viajar en solitario. Hay mujeres que tienen miedo de sufrir algún percance. Otras, simplemente, disfrutan más compartiendo con alguien todo lo que les acontece a lo largo del viaje. Pero si tienes un espíritu aventurero o necesitas alejarte del ruido que te rodea y conocerte mejor, viajar sin compañía puede ser una de las mejores decisiones de tu vida.
Viajar sola como elección
La creciente dificultad en encontrar una pareja también ha jugado su papel en esta nueva tendencia. ¿Por qué tienes que renunciar a ver mundo y vivir experiencias inolvidables solo porque no tengas una relación estable? Una vez tomada la decisión, y pasada la inquietud inicial, encontrarás que tiene más ventajas de las que pensabas. No tienes que contar con la opinión de nadie más para hacer tus planes. Y puedes cambiarlos cuando quieras.
Viajar te permite abrir la mente, al ver como otras culturas tienen perspectivas y prioridades diferentes a la tuya. Te da la oportunidad de pasar mucho tiempo a solas contigo misma, un tiempo de introspección que te ayudará a identificar qué cosas tienen verdadero valor para ti. Con la frenética actividad que caracteriza a la sociedad actual, pocas veces tenemos tiempo para enfocarnos en ese tiempo de autoconocimiento tan necesario para tomar las decisiones correctas en la vida.
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No es solo conocerte, también es crecer
Pero viajar en solitario no solo sirve para pasar más tiempo a solas contigo y tus pensamientos. También reta tus capacidades, con lo que ello supone en cuanto a tu crecimiento. En un viaje a solas te toca solucionar imprevistos, enfrentarte a situaciones que pueden llegar a ser desagradables y desenvolverte en un entorno en el que no estás acostumbrada a hacerlo.
Y aunque puede ser intimidante, la realidad es que casi siempre se logra salir airosa de todas esas circunstancias, algo que repercute en un aumento de la autoestima. Cuando a la vuelta de tu viaje echas la vista atrás y recuerdas todo lo que has sido capaz de resolver por ti misma, te das cuenta de que no eres la misma persona que se marchó. Viajar en solitario te cambia en muchos sentidos, pero sobre todo, te hace alguien más capaz de afrontar dificultades.