¿Cansada de los excesos y aglomeraciones propias de la Navidad? Puede que en estas fechas, o después de las vacaciones (y en plena cuesta de enero) te apetezca desconectar de la rutina y decirte algo de tiempo para ti misma. Y la verdad, como hay veces en las que no viene nada mal soñar un poquito despiertas, hemos pensado diez fantásticos destinos para pasar de todo y pensar en ti, en los que podrías perfectamente aislarte del resto del mundo. Aunque hay muchos más... ¿cuál eliges?
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1. Matera (Italia)
De otro mundo no, pero de otra época sí. No nos extraña que Mel Gilbson convirtiera a este precioso y particular pueblo italiano en su Jerusalén particular durante el rodaje de La Pasión de Cristo. ¡Sus calles teñidas de beige y perfumadas con un ambiente tranquilo harán que te evadas de cualquier realidad! Y es que, de piedra es y de piedra te quedarás al visitarla. ¡Pasear por Matera es como volver a un pasado olvidado!
2. San Millán de la Cogolla (La Rioja)
Mucho más cerca, pero no por ello menos aislado, San Millán de la Cogolla, situado en pleno corazón de La Rioja y considerado como la cuna del castellano, tiene mucho que ofrecer a las mentes que busquen paz. Además de toda la cultura que guardan los Monasterios de Suso y Yuso, dar una vuelta por los bosques que rodean el pueblo es una auténtica gozada y todo un respiro.
3. Donegal (Irlanda)
Resguardado por los aires tranquilos de la campiña irlandesa, este condado es todo un paraíso de verdes y dorados para alejarse del mundo, sobre todo si eres de las que ama los días grises de manta y chocolate caliente. En Donegal se encuentran algunos de los acantilados más altos de Irlanda, y el precioso Parque Nacional de Glenveagh, una visita obligatoria para cualquier turista.
4. Zambia y Zimbabwe
Entre los tópicos siempre encontramos que el sonido del agua precipitándose hasta el infinito es algo de lo más relajante. Pues bien, en la frontera entre Zambia y Zimbabwe se hallan las imponentes Cataratas Victoria, posiblemente el mayor atractivo turístico de ambos estados. ¿Y a dónde queremos llegar con esto? Si esta maravilla de la naturaleza es lo más conocido y apenas sufre la aglomeración de visitantes, ya te puedes imaginar cómo será el resto.
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5. Nueva Zelanda
Vale que irse a las antípodas puede resultar más complicado y costoso, pero si eres capaz de llegar hasta allí, podrás disfrutar de la calma en un escenario que destaca por la variedad de su paisaje. Además, si te encanta el deporte, allí las actividades que puedes hacer al aire libre son innumerables, y todo siempre envuelta en un horizonte sensacional.
6. Santa Lucía
Todas sabemos que aislarse de la realidad en una playa de arena blanca y de aguas turquesas es muy muy fácil, pero si llegamos hasta esta isla del Caribe todavía nos costará menos. Mientras que el turismo convencional del todo incluido prefiere otros destinos, esta antigua colonia británica es conocida por su magia natural, que se divide entre tranquilas calas y bosques tropicales. ¿Alguien da más?
7. Gran Cañón del Colorado (EE.UU.)
Definitivamente, uno de los destinos que hay que visitar al menos una vez en la vida. Después de visitar las aglomeraciones de Las Vegas y la Costa Oeste, te sentirás de lo más pequeña en esta maravilla de la naturaleza. Luego, si cuentas con un presupuesto mayor, puedes realizar una ruta en helicóptero por encima del cañón que te dejará con la boca abierta.
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8. Chennai (India)
Dicen que para conocer las bellezas de la India se necesita más de una vida. Aunque aquí no ver un alma va a ser complicado, la diversidad de su población se refleja en su exquisito patrimonio cultural. Entre los aromas y colores identificativos, si viajas a Chennai tendrás que cambiar el chip y adentrarte en un mundo desconocido pero lleno de riquezas. ¡Y es que Asia esconde multitud de maravillas que hay que ver al menos una vez en la vida!
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9. Cefalonia (Grecia)
Con un mar de color zafiro y con el sonido de una mandolina de fondo, esta isla del Jónico es un verdadero paraíso en la tierra. Además, la brillante hospitalidad griega acompasa las maravillas de su naturaleza autóctona, como la playa de Mirtos o la cueva de Melissani, una gruta de aguas cristalinas iluminadas por la luz solar.
10. Jericoacoara (Brasil)
Esta pequeña villa de pescadores ha perdido su noción del espacio tiempo y se ve alejada del ajetreo de la modernidad. Por suerte, Jericoacoara todavía no ha conocido las consecuencias del turismo, así que funciona a la perfección como escondite a la civilización. Buen tiempo, playas de ensueño y gente encantadora. Vamos, un destino de 10.
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