La vitamina C es la estrella de las vitaminas, especialmente en lo que a inmunidad se refiere. Y es que refuerza el papel de los leucocitos, células del organismo que nos defienden contra las agresiones externas, interviniendo de forma muy directa y efectiva en la resistencia a las infecciones, catarros, y demás enfermedades virulentas. No obstante, también es muy beneficiosa gracias a sus muchas otras propiedades. Ayuda a los alérgicos a luchar contra el asma, es un antioxidante muy potente, participa en la formación del colágeno así como en la absorción del hierro alimenticio... En definitiva, todos necesitamos vitamina C.
Los aportes diarios de vitamina C recomendados:
Niños: de 60 a 100 mg
Adolescentes: 110 mg
Adultos: 110 mg
Mujeres embarazadas: 120 mg
Mujeres en período de lactancia: 130 mg
Personas mayores: 120 mg
Fumadores: 140 mg
¿Cuáles son las principales fuentes de vitamina C?
Se encuentra, fundamentalmente, en frutas y verduras, tales como las coles, los kiwis o los cítricos. Éstos últimos son los más fácilmente incorporables a nuestra dieta diaria. Limones, naranjas, clementinas, pomelos... Todas ellas frutas exquisitas y de sabores variados que podemos consumir de muchas formas diferentes.
Sin duda la forma más fácil y cómoda es en zumos. Lo ideal es que sean naturales, para lo que se venden naranjas y otras frutas especiales para exprimir. Pero si no tenemos tiempo para hacer un zumo cada mañana, los zumos envasados pueden ser una alternativa bastante práctica.
Los cítricos en la comida
Más allá de los zumos del desayuno, los cítricos son una auténtica delicia gastronómica. Se pueden consumir directamente, es decir, crudos, ya sea solos en el postre, o en taquitos en una buena ensalada. Pero también dan mucho juego a la hora de cocinar. Desde un exquisito pato a la naranja hasta una buena dosis de limón en un arroz con leche casero. Descubre algunas recetas con cítricos de lo más interesantes.
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En definitiva, preparados de cualquier manera e independientemente de cuál sea tu favorito, los cítricos deberían ser una constante en tu dieta si no quieres ponerte enfermo este invierno. Y es que no hay mejor medicina que una buena naranja o un pomelo. Así pues, encuentra los cítricos de mejor calidad en el supermercado y llévatelos a casa.