La palabra peeling se traduce como “pelado” de la piel. Puede ser químico, cuando se emplea una sustancia para realizarlo, o físico/mecánico cuando se lleva a cabo mediante distintos dispositivos. Ya sea de una u otra forma, el objetivo es lograr una renovación de las capas más superficiales de la piel.
Es debido a esta ralentización del proceso de renovación y la posible presencia de otras lesiones asociadas como lentigos (manchas del sol), cicatrices o rojeces, lo que convierte el peeling en un buen arma para combatirlo. Cristina de Hoyos, dermatóloga de Clínicas Ceta, nos habla de la importancia de realizarse un peeling de manera regular.
Para elegir el peeling más adecuado hay que tener en cuenta el tipo de piel, las lesiones que puedan existir y las enfermedades de base de cada persona. Cada sustancia o dispositivo y su forma de aplicación, profundizará más o menos, buscando conseguir distintos efectos y provocando más o menos dolor que acarreará un tiempo de recuperación diferente en cada caso.
Cuanto más se interiorice en la piel, más efectos beneficiosos y de renovación se conseguirán, pero asociados a efectos secundarios más complicados de sobrellevar. El daño que el peeling provoca en la piel puede ser tan leve que asocie un poco de rojez durante unos días (peeling superficial), hasta la aparición de costras que pueden durar meses (peeling medio-profundo). Por ello, antes de llevar a cabo un peeling se ha de analizar cuáles son los objetivos y expectativas que tiene la persona que se va a someter al tratamiento.
El peeling de ácido salicílico (peeling superficial) es recomendable para aquellas personas con piel grasa, con comedones (puntos negros) y tendencia a sufrir acné, ya que puede ayudar a que estas lesiones disminuyan.
Para personas con múltiples lentigos y arrugas por fotoenvejecimiento (el producido principalmente por la exposición a la luz solar) se beneficiaran de un peeling de ácido tricloroacético (peeling medio). A día de hoy apenas se realizan peelings profundos (con fenol) debido a su gran toxicidad, ya que es necesario realizarlo bajo anestesia general por el dolor que provoca y a los efectos secundarios que genera con importantes costras que duran meses.
El peeling físico puede realizarse mediante el empleo de lijas especiales, aparatos específicos que emplean cristales de aluminio para llevarlo a cabo o incluso dispositivos láser. Actualmente en el mercado hay múltiples combinaciones de distintas sustancias orientadas a tratar las diferentes clases de piel y sus lesiones asociadas.
Si te estás planteando realizarte un peeling y no tienes claro cuál es el más adecuado en tu caso, consulta con tu dermatólogo.
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