El cuidado diario de la piel es fundamental para evitar la aparición de imperfecciones como granos, espinillas o pústulas, que son resultado de una mala higiene facial. Si bien es cierto que muchos de estos granitos son impredecibles y son síntoma de cambios hormonales (como el acné vulgar, muy común entre los niños o durante la adolescencia, el acné premenstrual, el que aparece durante el embarazo...) o el estrés, que, por mucho que queramos, no podemos controlar, es importante destacar que la suciedad y la acumulación de grasa son las principales culpables de la obstrucción de nuestros poros. Así que, aunque tambien hay eventos "impredecibles", debemos ponernos manos a la obra todos los días de la semana con el fin de mantener una piel bonita y, tambien, eliminar todas las impurezas.
Sí, sí, hemos dicho brillante, pero no grasa. Y es que ese es uno de los grandes mitos de relacionados con el tratamiento profundo de nuestro rostro: las pieles grasas, al igual que las secas, necesitan crema hidratante, como también precisan de otros productos como agua micelar, exfoliantes, tónicos, geles limpiadores... Por eso, antes de determinar cómo limpiar tu cara y dejarla radiante, necesitarás descubrir el tipo de piel que tienes, porque cada una necesita un tratamiento particular. Para ello, lo más recomendable es acudir a un dermatólogo que identifique sus características y determine su tipología para aplicar sobre ella los cuidados correspondientes y, con ello, elegir la crema más adecuada.
Una vez lo sepas (grasa, seca o mixta), conviene que prestes mas atención a una zona muy especial de tu cara, la denominada zona T: frente, mejillas y barbilla. Éstos son los lugares más peligrosos del rostro, donde se concentra mayor suciedad y, por tanto, donde es más probable que aparezcan granos debido a la gran cantidad de glándulas sebáceas que se concentran allí. ¿Cómo limpiar esta zona? Muy fácil: agua y jabón. Pero ojo, que no por enjabonarte la cara la limpiarás más a fondo sino todo lo contrario, ya que además de las células muertas, arrastrarás con ese lavado las células naturales que permiten que tu piel esté hidratada.
Si bien es cierto que el exceso de grasa en determinadas zonas fomenta la producción de bacterias, debes tener en cuenta que mantener la piel seca no evita la formación de granos ya que, ante la sequedad, el cuerpo produce grasa y, en consecuencia, granos y espinillas. Precisamente éste es uno de los efectos adversos de los tratamientos contra el acné.
Por tanto, para conseguir un aspecto envidiable, tienes que realizar la siguiente rutina facial cada día, ¡sin excepción!
1. Limpia tu piel con una leche limpiadora que elimine las impurezas.
2. Utiliza un tónico facial para equilibrar el PH de la piel una vez limpia.
3. Aplica un contorno de ojos y, después, una crema hidratante que se ajuste a las necesidades de tu rostro.
4. Protege tu piel y usa crema solar para evitar manchas y posibles marcas o cicatrices resultado del acné.
Si eres constante y llevas a cabo todos los días un tratamiento tan sencillo como este, notarás que la textura de tu piel se suaviza e, incluso, te quitarás años de encima.
Y si me salen granos... ¿qué hago?
En el caso de que tu cuerpo, siempre impredecible, decida actuar en contra de tus necesidades, te aconsejamos que pruebes con otros trucos de belleza más tradicionales, como los remedios caseros, para intentar frenar esta invasión de imperfecciones. Entre los más eficaces se encuentran los que incluyen aloe vera, un antibacteriano natural que suele funcionar muy bien por la gran cantidad de agua que tiene. Sus combinaciones diversas (con aceite de oliva, con vinagre de manzana, con limón...), aunque lo ideal es aplicarlo directamente de la hoja de la planta.
Además del aloe, puedes tratar tus granitos con otros ingredientes como el bicarbonato de sodio, la menta o la miel y utilizarlos como mascarillas naturales que eliminen el sebo de tu piel para que quede tersa, suave y sin inflamación o lesiones visibles.
Si, por el contrario, no tienes tiempo para realizar estos tratamientos, puedes optar por una crema que tenga un alto contenido en ácido salicídico o peróxido de benzoílo, que alivian el enrojecimiento producido por el acné y permiten que éste se seque. Y, si tu tiempo es aún más limitado y no te queda otra opción, puedes aplicar maquillaje (siempre sin aceites) para intentar disimularlo, comenzando con una limpieza facial profunda y siguiendo con la base, además de tratar la zona lápiz corrector de tono verdoso, que se utiliza directamente sobre el grano.
Alimentación y hábitos
No solo de cremas se alimenta el rostro... ¡y nunca mejor dicho! La hidratación de la cara es solo una de las claves de su cuidado, porque para lucir una cara sin granos deberás tener en cuenta ciertos hábitos. Entre ellos, beber mucha agua (para la hidratación, también es conveniente echar mano de infusiones y zumos naturales).
Además, evita comer ciertos alimentos (¡adiós a los productos procesados y a los platos picantes!), no abusar del alcohol y el tabaco e, incluso, hacer ejercicio físico todos los días (la sudoración es una de las mejores formas de mantener los poros limpios. La mala alimentación es una de las causas de la aparición de granos y grasa, así que, bebe mas agua y come mas frutas y verduras.
Además, tienes que tratar de usar maquillaje en menor medida para que tu piel pueda respirar y los poros no se taponen y evita tocarte la cara, ya que en las manos se acumula una gran cantidad de suciedad y bacterias que se traduce en la proliferación de puntos negros.
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