Artículo elaborado por Germán Macía Colón, director médico de Icifacial y experto en feminización facial.
Para empezar, ¿qué es la feminización facial? La feminización facial es una intervención que se realiza para cambiar los rasgos masculinos de una cara por unos rasgos femeninos y por lo tanto, lo primero que hay que diagnosticar es qué rasgos masculinos tiene esa persona, tanto si es hombre como si es mujer.
La feminización facial se ha convertido en estos últimos años en un imprescindible para la comunidad transgénero. Es capaz de transformar y mejorar la vida de los pacientes que desean eliminar los posibles rasgos masculinos perennes en el rostro.
Es común y natural pensar que una reasignación de sexo se basa, en exclusividad, en una intervención genital pero, ¿qué ocurre con el rostro? La feminización facial tiene como objetivo solucionar problemas de autoestima, derivados de una disociación genética que tiene como efecto una disonancia entre lo que soy y siento. La cara es la parte física más visible del ser humano. Es por ello que resulta imprescindible la incorporación de feminización facial en intervenciones de reasignación de sexo.
Que las mujeres transgénero se sientan conformes consigo mismas y se integren socialmente como tal es el mayor objetivo de la cirugía estética especializada en este campo.
No obstante, la cirugía de reconstrucción facial no solo se aplica en pacientes transgénero sino que hoy en día son más las mujeres que recurren a este tipo de intervenciones para feminizar aún más sus rasgos.
De hecho, estudios recientes confirman que aproximadamente un 80% de la población siente insatisfacción por su imagen física. Es por eso que en el último siglo, la preocupación por cuidar y mejorar nuestro aspecto, sobre todo en mujeres, haya aumentado. En Icifacial y Facifem nos encargamos en exclusividad de realizar estas intervenciones tan demandadas por las mujeres, con más de quince años de experiencia en feminización y reconstrucción facial: rostro y cuello. ¡Te contamos en qué consiste el proceso!
Pasos de la feminización facial
1. Asesoramiento
En la primera consulta es necesario realizar un diagnóstico de los rasgos de la paciente para localizar aquellos puntos más masculinos como pueden ser: la línea de implantación del pelo (en forma de M en género masculino y por tanto con entradas), frente ancha, cejas bajas donde sobresale hacia delante el entrecejo, pómulos poco marcados, bermellón del labio superior poco definido y mandíbula y mentón cuadrado y tosco.
Para realizar correctamente este diagnóstico, es necesario tener controlada y estudiada la fisonomía de cada género y ver qué rasgos no corresponden con su naturaleza genética. En esta primera toma de contacto es fundamental que se establezca una “relación” entre paciente y cirujano; escuchar cuáles son sus objetivos y sobre todo plantear si lo que propone el paciente son metas alcanzables y realistas. Por último, al paciente se le muestra una simulación de cómo será el resultado de la intervención para que éste se pueda hacer una idea final.
2. Intervención
Feminizar el tercio superior facial consiste en cambiar la línea de implantación del pelo para que sea oval, característica femenina y eliminar así las entradas; elevación de cejas; y pulido de hueso en la zona superior de las cejas y entrecejo.
Para el tercio medio de la cara hay que realizar una cirugía de reducción nasal para dejarla más pequeña y con punta elevada; los pómulos dejarlos más redondeados; y marcar un poco más el bermellón del labio superior acortándolo y elevándolo ligeramente. Y por último, en el tercio inferior, se puede intervenir la mandíbula para que sea menos cuadrada y tosca y dejarla a nivel de los ángulos de la mandíbula; el mentón para dejarlo más reducido y puntiagudo; y la nuez para dejarla más pequeña.
La feminización facial se realiza en quirófano bajo anestesia general y tanto mi equipo como yo nos encargamos de que el paciente esté lo más cómodo y seguro posible. El porcentaje de éxito en feminización facial es prácticamente del cien por cien, los cambios son permanentes, notorios y hay una gran diferencia entre el antes y el después; es una cirugía sumamente agradecida.
Tecnología avanzada: motor ultrasonido
Uno de los pilares fundamentales de Icifacial es estar a la última en tecnología quirúrgica. Es por ello que la mayoría de las intervenciones que realizamos en hueso, las hacemos con herramientas como el motor ultrasonido.
Cuando se hacen tallados selectivos del hueso de la cara, ya sea en una rinoplastia o en un mentón, lo que se obtiene con este corte es una precisión más detallada y exacta que con una sierra tradicional. Además, el paciente tiene una recuperación mucho más rápida y tiene mucha menos inflamación, sangrado y lesión durante el post operatorio.
3. Post operatorio
Gracias al ultrasonido, las cirugías son mínimamente invasivas. La inmensa mayoría no precisa ingreso hospitalario, son cirugías ambulatorias y, en caso de que el paciente precise de hospitalización, esta no suele superar la noche.
Uno de los mitos de la cirugía es que el post operatorio es excesivamente doloroso pero lo cierto es que nada más lejos de la realidad. Sí bien es cierto que el post operatorio es molesto, pero no causa excesivo dolor. Por norma general, y siempre dependiendo del tipo de intervención, suele aparecer molestia local e inflamación. Para paliar ambas, se recetan analgésicos vía oral y la duración suele ser de una semana en la mayoría de los casos.
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