El sector de la perfumería y la cosmética ha experimentado un crecimiento del 11% en 2022, alcanzando un récord de gasto per cápita de 185 euros al año. Sin embargo, este fenómeno no está exento de desafíos.
Las 'influencers' juegan un papel crucial en este escenario, siendo el gancho principal de las marcas para captar la atención de un público cada vez más joven. Según un informe de la plataforma Kolsquare, las compañías de belleza planean destinar más del 50% de su presupuesto total de marketing a campañas con influencers. ¿Por qué esta estrategia? Un estudio de la escuela de negocios de Harvard revela que los consumidores no solo escuchan a las compañías, sino que prestan atención a las recomendaciones de las influencers que admiran.
Sin embargo, este fenómeno no está exento de controversias. La empresa británica Lush cerró sus cuentas en redes sociales a finales de 2021, citando preocupaciones sobre la salud mental de sus clientes, especialmente de las mujeres jóvenes. Informes internos de Facebook revelaron que Instagram era considerado tóxico para los adolescentes.
La psicóloga Noemí Conde advierte sobre la vulnerabilidad de las adolescentes al acceso descontrolado de información y productos. A pesar de depender económicamente de sus padres, estas jóvenes navegan solas en el mundo del consumismo, tratando de resolver problemas de acné por sí mismas, a menudo sin comprender completamente el uso adecuado de los productos.
La dermatóloga Paloma Borreguero destaca la paradoja de que, aunque estas jóvenes están desarrollando rutinas de belleza desde edades tempranas, la edad biológica de su piel no siempre coincide con la necesidad de ciertos productos. El uso inadecuado de cosméticos, a menudo impulsado por las redes sociales, puede llevar a problemas como eccemas e irritaciones.
La psicóloga Agnès Brossa señala un fenómeno preocupante: una adolescencia cada vez más temprana, influenciada por la tecnología y las redes sociales. Este acortamiento de la niñez plantea desafíos, ya que las jóvenes se ven presionadas a alcanzar estándares de belleza poco realistas desde edades cada vez más tempranas.
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El maquillaje también forma parte de este escenario, con adolescentes adoptando rutinas que incluyen productos como correctores, máscaras de pestañas y delineadores. Un estudio de la agencia Mintel reveló que más del 50% de las chicas de 12 a 14 años en Estados Unidos usan máscara de pestañas y sombra de ojos.
A pesar de la falta de estudios científicos exhaustivos sobre el aumento del uso de cosméticos en niñas y adolescentes, un informe de la Universidad de Columbia destaca que el 36% de los niños que usan productos cosméticos utilizan productos destinados a adultos, lo que plantea preocupaciones sobre la exposición a productos no adecuados para su edad.
En este escenario, las marcas como The Ordinary, con 1,3 millones de seguidores en TikTok, han ganado popularidad entre las adolescentes. Ofrecen productos asequibles y específicos, como ácido hialurónico y retinol. Sin embargo, la preocupación por la salud de la piel persiste, ya que las jóvenes buscan parecerse a las 'influencers' a las que admiran.
En conclusión, el boom de la belleza adolescente plantea desafíos significativos en términos de salud mental, presión estética y uso adecuado de productos. Las marcas y las redes sociales desempeñan un papel clave en este fenómeno, y la conciencia sobre la importancia de la orientación y el cuidado responsable se vuelve más crucial que nunca.