1. Crea un ritual cada mañana
Sabemos cómo te sientes: suena el despertador y tu primer pensamiento es: ¡ojalá pudiese hibernar en mi cama! Vamos retrasando la hora de levantarnos hasta que no nos queda otra que salir corriendo y comenzar a prepararnos a contrarreloj. ¡Primer error del día! Si ya empezamos la mañana estresadas, continuaremos así el resto del día. Un truco que nos puede ayudar es preparar la noche anterior la ropa, el bolso y los documentos que necesitamos llevarnos. De esta manera ahorraremos tiempo para poder levantarnos con calma, desayunar, arreglarnos e irnos.
2. Organiza tu mesa de trabajo
Si tu escritorio está lleno de post-its, bolígrafos, material de oficina, tazas, papeles, etc, ¡ha llegado la hora de poner orden! Intenta despejar tu mesa de trabajo todo lo posible y haz de ella un rincón agradable. Céntrate en los pequeños detalles: quizá unas flores sutiles, un marco con una foto que te guste y un tarro en el que puedas recoger todos los bolígrafos sea suficiente.
3. Opta por el té en vez de por el café
Beber más de dos o tres tazas de café a lo largo de la mañana no te convertirá en una superwoman, al contrario: serás una bola de nervios. Limita el consumo de café y opta por tomar infusiones cuando sientas que estás especialmente estresada. El té de tilo, azahar, o melisa te pueden ayudar a relajarte sin que te entre sueño.
4. Utiliza la hora de la comida para desconectar
No vale con comerse un sándwich delante del ordenador. Si tu jornada laboral tiene un tiempo establecido para la hora de la comida, aprovéchalo, es tuyo. Sal fuera a comer o bien hazlo en la oficina, pero procura hacerlo lejos del teléfono y el ordenador. Disfruta de la comida, charla con tus compañeros o relájate simplemente sin hacer nada. Esta pausa es totalmente necesaria para poder continuar con nuestro trabajo sin agobiarnos tanto.
5. Identifica la fuente de tu estrés
¿Tienes dificultades para priorizar? ¿Tu jefe te carga con exceso de trabajo y responsabilidades? ¿No consigues congeniar con algunos compañeros? Es importante determinar de dónde proviene nuestro estrés para poder encontrar la solución adecuada.
6. ¡Muévete!
Si estás las ocho horas pegada a la silla le estarás haciendo un flaco favor tanto a tu cuerpo como a tu mente. Necesitas hacer pequeñas pausas a lo largo del día: levántate para ir al baño, para llenar tu botella de agua, para tomar un poco el aire, para hacer una llamada...
7. Delega
No tienes por qué hacerlo tú todo. Por supuesto, es tu trabajo y es tu responsabilidad, pero cuando ya no puedas más debes ser capaz de delegar en alguien o de decírselo a tu superior con confianza y respeto para que él se encargue de repartir el trabajo de manera equitativa. Una charla a tiempo puede ahorrarte un exceso de estrés.
8. No mezcles tu trabajo con tu vida personal
Es esencial para poder llevar una vida feliz. Para ello te recomendamos que hagas una lista en papel con todas las tareas pendientes que tienes que hacer en el trabajo. Déjala sobre tu escritorio y ve tachándolas según las cumplas. Una vez que salgas por la puerta de tu oficina, ¡se acabó! Comienza tu tiempo libre y el derecho a disfrutarlo.
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