Cuando buscamos trabajo, las entrevistas de trabajo son una de las cosas que más nos aterrorizan. Estamos en tensión constante hasta que finalmente conseguimos obtener el trabajo. El siguiente paso es afrontar el nuevo puesto, algo que en parte también nos pone un poco nervioso. La primera toma de contacto con el nuevo trabajo siempre es un reto. Nuevos compañeros, nuevas herramientas, nuevos horarios...Nuestra rutina cambia, y los cambios asustan un poco. Pero, si ya has pasado la entrevista, y ya estás dentro, el resto está más que hecho.
Para que puedas asumir el nuevo trabajo sin tanto nerviosismo hemos preparado algunos trucos para que puedas hacerle frente mucho más rápido. Lo ideal es que vayas con una mentalidad muy abierta. Aunque tengas mucha experiencia en tu sector, debes saber escuchar al resto. Todas las empresas trabajan de manera distinta por lo que debemos prestar más atención a quienes trabajan ya en ellas y conocen bien su dinámica de trabajo.
8 tips para afrontar un nuevo trabajo
Sé amable con tus nuevos compañeros
Vale, sabemos que este consejo suena más a una orden de tu madre cuando empezaste en tu primer día de cole. Pero, evidentemente, también se aplica al ámbito laboral.
Probablemente te llevará un tiempo conocer exactamente cuál es el orden jerárquico de tus compañeros de trabajo, pues hasta que asimiles la nueva información necesitarás unos días. Da igual que sea el conserje, la secretaria o el director general: trátales a todos por igual. Nunca sabes quién puede tener influencia sobre tu trabajo. Dado que normalmente solemos hacernos un concepto de cómo son las personas a los siete segundos de conocerlas, debes de asegurarte que todo el mundo "te quiera". Sonreír, dar un apretón de manos fuerte y presentarse a todo el mundo que tengas a la vista será una buena forma de comenzar. Te recomendamos que trates de recordar los nombres de aquellas personas que te presentan.
Intenta comer en la oficina los primeros días
De esta manera podrás utilizar el tiempo de descanso de las comidas para socializar. Cuanto antes te integres con tus nuevos compañeros, mejor. Y las comidas son sin duda la mejor hora para hacerlo. Aprovecha para preguntarles a qué se dedican en la empresa, de dónde son, qué tal están... Aunque no te excedas con las preguntas, y menos aún con las personales, pues no da buena imagen que intentes recabar tanta información nada más llegar.
Y por cierto, si aún no sabes qué llevarte en el tupper, ¡aquí te damos unas cuantas ideas!
No tengas miedo de pedir ayuda
Con el tiempo tanto tus nuevos compañeros como tus jefes irán conociendo cómo trabajas pero hasta entonces, debes aprovecharte al 100% de ser nueva. Está claro que no hay nada con lo que puedas quedar peor que haciendo preguntas sin mucho sentido, pero durante el primer día de trabajo eso está permitido (en cierta medida). Es entendible que tengas mil dudas de cómo funciona todo así que aprovéchate del momento.
Ofrecer tu ayuda siempre que puedas
Normalmente, tú eres "el último mono" (una expresión que representa muy bien esta situación a no ser, claro está, que seas el director general) cuando comienzas en un trabajo nuevo. La confianza cuesta ganarla. Puedes proponer a tus nuevos compañeros ir a tomar un café en el break de media mañana o si vas a recoger algo a la impresora puedes preguntar si alguien necesita imprimir algo y se lo recoges tú, etc... En definitiva, ¡ser amable no cuesta tanto! Recuerda que con pequeños gestos como este puedes causar una buena impresión.
Llega temprano
Incluso aunque sientas que no tienes nada qué hacer, ni siquiera sepas cómo se inicia sesión en tu nuevo equipo o todavía no te funciona tu correo electrónico... ¡da igual! Debes llegar temprano al menos durante los primeros días. Hay que causar buena impresión y sobre todo estar predispuesta siempre. Es mejor que tu jefe te diga que no hace falta que llegues tan temprano a que pregunte por ti a las 9 de la mañana y no estés.
Además, llegar la primera a la oficina también tiene sus ventajas: puedes aprovechar para hacerte un café tranquilamente y, mientras te lo tomas, puedes organizar las tareas del día y planificar tus objetivos semanales sin estrés.
Viste como tú quieras
Cada trabajo requiere un tipo de vestimenta diferente. Aunque es cierto que hay algunos puestos que llevan asociada una indumentaria que para nosotras puede ser más incómoda (tacones, faldas lápiz...), siempre tenemos que intentar encontrar algo con lo que nos sintamos a gusto. Al fin y al cabo, una cosa es tener buena imagen y otra muy diferente tener que ir al trabajo a presumir de nuestro fondo de armario, ¿no? Por aquí te dejamos algunas recomendaciones por si te sirven de inspiración.
No tengas miedo de hacer más de lo que puedes
Debes pensar siempre que tú puedes con todo y no bloquearte creyendo que alguna de las tareas que te han otorgado se te escapa de las manos. Recuerda que fuiste contratada por una razón, así que debes hacer que la confianza que han depositado en ti sea evidente. No rechaces nuevos proyectos o funciones porque pienses que es demasiado trabajo o que te viene grande (es muy pronto para eso). Y sobre todo, no tengas miedo de pedir consejo a los que te rodean recuerda que es mejor lamentarse de algo que se hizo mal, que no haberlo hecho nunca.
La organización, la clave de todo
La primera semana en tu nuevo trabajo probablemente te genere un poco de estrés, pues es el momento en el que te bombardean con nuevos conocimientos, tareas que antes no habías hecho, te tienes que poner al día... ¿Lo mejor? ¡Organizarte como es debido! De esta manera evitarás dar esa impresión de agobio que se puede producir al comenzar en un nuevo puesto.
La agenda, el Google Calendar y los Drives puede ser herramientas de lo más útiles para plasmar en ella todas las reuniones que te ponen tus jefes o las tareas que tienes pendiente realizar.
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