El baile de sillas en Jil Sander es de sobra conocido. Su fundadora ha abandonado la casa hasta en tres ocasiones, cediendo su trono al talento de diseñadores como Raf Simons, que ha puesto su sello en algunas de las mejores colecciones de la casa, o Milan Vukmirovic. Sin embargo esta vez el honor le ha sido concedido al italiano Rodolfo Paglialunga, que ha trabajado para Prada y Vionnet -donde fue sustituído por las hermanas Barbara y Lucia Croce-, y que afronta ahora un nuevo reto en la casa belga.
Su capacidad a la hora de captar la sensualidad femenina sin duda supone un soplo de aire fresco en la firma, a la que Jil Sander siempre ha dotado de un aire más masculino, apoyada en su concepción minimalista de la moda. Al hablar de Paglialunga vienen a nuestra mente diseños tan espectaculares como aquel que lució Diane Kruger en el Festival de Cine de Berlín, o la inolvidable creación cuajada de mariposas que llevó Madonna al Festival de Venecia. Siempre original y con sello propio, la mente de Pagliaguna se prepara para un nuevo camino.
Estamos ansiosas por ver el resultado.
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