¿Quién nos iba a decir que los leggings, esas mallas largas y ceñidas, iban a volver a nuestro armario? Estuvieron de moda durante los años sesenta y alcanzaron el éxito en la década de los ochenta. Ahora, vuelven con fuerza a formar parte de nuestro vestuario; ¡incluso los llevan las estrellas! Esta prenda juega con las proporciones, las formas y las longitudes de nuestra silueta y desempeña el sencillo papel de unas mallas opacas y terriblemente sexis. Unas mallas sin pies y con costuras a los lados, gruesas, largas y de color opaco que se han convertido en elemento indispensable de nuestro vestuario. De algodón, lycra o lana, los leggings combinan con muchísimos estilos y pasan de ser cool a chic sin complicaciones. El problema es que no nos quedan bien a todas. Atención a nuestros consejos para no cometer ninguna barbaridad.
¿Con qué se llevan?
Con casi todo y tanto en invierno como en verano porque se adaptan a cualquier prenda: con un vestido y unas botas, con una camisa larga, con un vestido túnica... La idea es que las nalgas queden escondidas.
Como ya hemos dicho, esta prenda puede pasar de ser cool a chic en un abrir y cerrar de ojos. Por ejemplo, vestiremos más informales con unas bailarinas y una camisa larga, y algo más elegantes con tacones altos y un bolso de lujo; si preferimos lo rebelde, los luciremos con botas moteras y un jersey de seda. O si queremos una opción más sencilla: vale con una camisa de hombre lisa, de algodón, y con una chaqueta corta. También combinan estupendamente con un vestido túnica y unas bailarinas, o con un minivestido de noche o un corpiño. Si lo que buscas es un estilo más hippie-chic, llévalos con un vestido túnica. O luce más deportiva con unas bailarinas y unos shorts. En cualquier caso, restarán formalidad a tu imagen.
Los leggings están de moda y se adaptan a (casi) cualquier registro. Cómpralos en tiendas de deporte, son más baratos, más resistentes y de calidad. Y lo mejor es que los podrás llevar todo lo que quieras.
En cuanto a los zapatos, las posibilidades son muy amplias: salones y botas altas, pero también sandalias y masculinos. Si tenemos pies pequeños, las bailarinas también son una opción. Con tacones altos afinaremos la silueta, mientras que con deportivas planas luciremos urbanas y muy glamorosas.
¿En qué ocasiones y con qué no debemos llevar leggings?
Hay que evitar ponerse bailarinas si llevamos más de un treinta y ocho. En lugar de zapatos, parecerá que vamos con aletas. Hay que evitar también el estilo vulgar, es decir, no hay que ponerse leggings si nos marcan el michelín de encima del ombligo. ¡Prohibidos!, porque esta prenda súperceñida que se supone que perfila los muslos y resalta las piernas no se puede utilizar indiscriminadamente, es decir, no nos queda bien a todas. De hecho, sólo las delgaditas pueden llevar leggings tan ricamente, pues ésta no es la prenda más adecuada para afinar las piernas y disimular los michelines. El riesgo de parecer una salchicha es muy alto. Y este riesgo se acentúa aún más cuando hablamos de leggings de color claro o (aún peor) de leggings con encajes.
Las más redonditas podemos permitirnos leggings siempre que sean largos, negros u opacos, con un vestido túnica o con un jersey XXL.
El último grito: los treggings
Los treggings, el primo hermano de los leggings, empiezan a hacerse un hueco en la sociedad. Bajo dicho término se esconden unos leggings de vinilo o cuero que se lucen igual, pero que muestran un look mucho más roquero: combinan a la perfección con una camisa de cuadros de hombre, una americana, un blazer o una chaqueta de punto.
Como los leggings, son una prenda recomendada sobre todo a las más delgaditas. El inconveniente es que en verano no son demasiado cómodos. De ahí que sean más indicados para el invierno
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