Estás en ese momento del día en el que decides salir de compras, segura y confiada de que vas a arrasar con los modelitos de temporada y, quizás, con alguna que otra ganga, pero vuelves jurándote a ti misma que a partir de ahora lo comprarás todo online. Seguro que te ha pasado, ¿verdad?
Tanta tecnología nos está malacostumbrando y estamos olvidando cómo aprendimos a sobrevivir en esa jungla que son las tiendas. Aquellos sitios idílicos, con montones de ropa ordenada por colores que piden a gritos una oportunidad en tu armario, son, muchas veces, lugares de los que queremos escapar sin mirar atrás.
Nos alivia pensar que siempre nos quedarán las compras por el móvil vía app. Con la facilidad de un solo clic puedes tener en tu casa todo lo que quieras y sin tener que pasar por esas infernales colas de la caja. Y encima te lo envuelven bonito. ¿Se puede pedir algo más?
Razones por las que odiarás ir de compras
1. Nunca encuentras tu talla o, en su defecto, siempre está la última del montón.
2. Nos parece que la ropa está “gastada”: Nada que ver con la que nos mandan online, envuelta en papel de seda y con olor a nuevo. ¡Dónde va a parar!
3. Odiamos salir de las tiendas con un cargamento de tres bolsas por mano. Cuando llegas a casa no tienes fuerzas ni para probarte tus nuevas adquisiciones.
4. Rebajas igual a PELIGRO. Estas épocas del año pueden ser perjudiciales para la salud y para el bolsillo. Si no quieres acabar engullida por una masa de gente que se pelea entre camisetas de 3,99 euros y esos vestidos largos del verano pasado que tanto te gustaban y que jamás te pondrás, haz tus compras a primera hora del día.
5. Acabas sucumbiendo a las ofertas y te odias por ello. Compras cosas de forma compulsiva que no tenías ninguna intención de adquirir, por el simple hecho de que cuestan menos de cinco euros. A menudo no son de tu talla y, es más, puede que ni siquiera te gusten, pero a caballo regalado...
6. "¿Me sacas una talla 38 de este pantalón? - Perdona, pero no trabajo aquí". Confundir a clientas con dependientas es un tierra trágame por el que todas hemos pasado alguna vez.
7. Seis prendas nunca son suficientes para entrar a ese universo paralelo que es el probador. Siempre queremos más.
8. Probadores mini, cortinas aún más minis. Hay que hacer malabarismos para que los que esperan fuera, que suelen ser los novios de las demás cargados de bolsas y paciencia (porque el tuyo NUNCA te acompaña) no te vean intentando entrar en una 36.
9. Y ¿qué me decís de las dependientas que te abren las cortinas? Nuestra cara de horror al más puro estilo Janet Leigh en la escena de la ducha de Psicosis tiene que ser un poema. Llamad antes de entrar, gracias.
10. No te has vuelto fea de repente, ni tienes tanta celulitis como ves en el espejo, son las luces del probador, tranquila. Deberían estar prohibidas.
11. Frases como "señorita Laura acuda a caja de niño", resonarán en tu mente mientras paseas de un lado a otro de la tienda como un pollo sin cabeza. Y es que, como decía la canción, "Laura no está, Laura se fue"... Las dependientas encargadas de cobrarte hacen bomba de humo cuando tienes prisa.
12. La eterna cola de la caja, mientras sujetas tus doscientas prendas y se te duerme el brazo es, sin duda, el momento más aburrido.
13. Porque siempre acabas comprando más ropa de la cuenta, y lo sabes.
14. Además, tener que perder tu preciado tiempo para volver a la tienda y hacer todas las devoluciones es otro de los tips que más odiamos.
Recomendamos paciencia y actitud positiva para que nada te arruine lo que iba a ser una maravillosa tarde de compras, y sino... ¡Sálvese quien pueda!
LETTER
Y además:
Descubre cómo conseguir la ropa de las famosas
Fashion Libraries, un nuevo concepto para ir de compras