Cuando pensamos en el sexo entre un hombre y una mujer, pocos somos capaces de imaginar, de primeras, algo diferente a la postura del misionero. Es la práctica sexual por excelencia. Aquella que hacemos en las primeras veces, que permite un plus de romanticismo al ser capaces de mirarnos a los ojos, una de las que ofrece mayor contacto físico entre los dos cuerpos pero, ¿es la que mayor produce? ¿Por qué gusta tanto? Te contamos un poco más sobre la práctica sexual más popular de la historia. Y no será porque no hay alternativas...
El misionario es la postura sexual más natural, ya que es una postura frente a frente. Ella tumbada boca arriba, con las piernas más o menos abiertas, mientras que él se tumba encima apoyándose en sus codos y rodillas para no hacerte daño. Colocado entre sus muslos, el hombre penetra a la mujer. Si nos limitamos a las sensaciones físicas, el misionero no es la postura más “eficaz” en términos de placer femenino. Por ejemplo, para un orgasmo clitoriano son mucho más eficaces estas otras posturas...
Sin embargo, si tu pareja coge un buen ángulo, las paredes vaginales y el punto G pueden estimularse bien. Tú debes encontrar la postura adecuada (posición de las piernas y de la cadera) para obtener el mejor contacto posible entre su pubis y tu clítoris. Algunas mujeres colocan un cojín bajo sus nalgas para aumentar el placer. Pruébalo, es posible que, al igual que con las posturas que te recomendábamos antes, notes la diferencia.
Por citar algún inconveniente más, es una postura que deja poca libertad de movimiento para la mujer, ya que él lo controla todo: ritmo, intensidad y profundidad de la penetración, y la inclinación del pene. Pero ojo, para disfrutarla al máximo te recomendamos que seas tú misma quien decida de vez en cuando todo eso susurrándoselo a tu pareja. ¡La idea es que disfrutéis los dos!
Aunque el misionero goza de una reputación banal y rutinaria, es la postura que mejor se adapta a las primeras veces, ya que es fácil y natural. También es idónea para relaciones románticas: los cuerpos están en total contacto, los amantes están cara a cara y pueden mirarse a los ojos y besarse apasionadamente. Eso sí, hay muchas otras posturas románticas, así que pon un poco de música y... ¡A disfrutar!
No te quedes en el misionero: ¡hay un mundo por descubrir!
Aunque lo típico al comenzar las relaciones sea empezar por el clásico misionero, te recomendamos no insistir demasiado en esta postura si lo que quieres es disfrutar al máximo del sexo sin aburrirte. Así, puedes probar alguna variante de la postura del misionero o algunas otras posturas que no impliquen quedarse en posición horizontal. Por ejemplo, ¿has probado alguna de estas posturas para hacer el amor por toda la casa?
Incluso para muchas parejas resulta muy excitante probar con juguetes sexuales e incorporarlos en su vida sexual. Anillos vibradores, dildos, condones raros pero divertidos, lubricantes de todo tipo... Hoy en día, hay infinitas formas de disfrutar del sexo. ¿Por qué quedarse solo con el placer del misionero?
Terminamos con una última galería que te hará disfrutar de otra forma de penetración: el sexo de pie. Parece más complicado y no es apto para perezosos, pero si lo que quieres es disfrutar de posturas alternativas al misionero, aquí encontrarás unas cuantas y, lo mejor de todo es que no perderás tampoco el contacto visual con muchas de ellas. ¡Toma nota!
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