El principio de una relación, cuando esas dos personas comienzan a conocerse, suele ser una de las etapas más emocionantes. También una de las más tranquilas, pues durante este periodo predomina la ilusión y la curiosidad, y apenas existen motivos por los que discutir. Podríamos decir que suele reinar la paz y la tranquilidad. Pero cuando llevas años con tu pareja, discutir se convierte en algo casi habitual. Desde luego no es algo positivo, pero tampoco es malo: las discusiones, siempre que no se salgan de madre, pueden ayudarnos a conocer más a la otra persona, a ser conscientes de nuestros errores y a trabajar juntos en la construcción de una relación más sana.
¿Cómo actuáis tu pareja y tú en una discusión? ¿Sabéis cómo lidiar con ellas o suponen un problema en vuestra relación? ¡Haz nuestro test, contesta a las preguntas y averígualo!
La mayoría de las veces, las discusiones más habituales se producen por la falta de comunicación. Piénsalo, ¿cuántas veces os habéis sincerado el uno con el otro? ¿Habéis hablado alguna vez de aquello que os molesta? Es importante que nos os guardéis nada y que expreséis lo que sentís, pues de lo contrario, se formará una bola de rencor y decepción que terminará por llevar vuestra relación al fracaso.
Muchas veces, el detonante que lleva a dos personas a poner fin a su relación no son las discusiones en sí, sino lo que se esconde detrás de ellas: sentimientos no expresados, rencor, incompatibilidad, asuntos sin resolver...
Recuerda que, aunque discutir sea normal, hacerlo en exceso tampoco es bueno. Intentad llegar a un punto medio, hablad las cosas con calma y con respeto y, sobre todo, aprended a escucharos el uno al otro.
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