La infidelidad es una de los principales motivos de ruptura entre las parejas. Como es tan frecuente, los expertos en psicología han querido indagar en las causas que llevan a hombres y mujeres a traicionar esa confianza que cuesta tanto ganarse. La realidad es que hay una gran variedad de ellas, algunas que tienen que ver con la propia persona, otras con la relación, y en algunos casos, también, con factores externos. Conozcamos cuáles son.
En primer lugar hay que dejar claro que identificar las razones de una infidelidad no significa justificarlas. El miembro de la pareja que es engañado puede no haberlo hecho todo bien, pero mientras que haya respetado los límites que ambos han acordado, no hay razón alguna para ser infiel. Cualquier problema de pareja debe solucionarse siempre con la comunicación.
Las principales causas de la infidelidad
Dos de las principales causas detectadas por los expertos son la baja autoestima y el deseo de novedad o variedad. Respecto a la primera, la infidelidad viene como forma de afirmación. La inseguridad que experimenta la persona infiel le lleva a buscar experiencias que le hagan sentirse deseado/a como manera de cubrir esa falta de aceptación por sí mismo.
El deseo de variedad tiene su origen en la inmadurez emocional. En lugar de entender que las relaciones sentimentales tienen una evolución, se busca repetir de forma continuada el ciclo inicial de excitación y aventura que supone conocer a alguien en el terreno sexual.
La insatisfacción por la relación es otra de las grandes razones por las que somos infieles. Si pasado un tiempo se comienzan a tener dudas o se llega al convencimiento de que nuestra relación actual no nos satisface por completo, las posibilidades de abrirse a conocer a otras personas aumentan notablemente.
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Las circunstancias externas también influyen
También hay que señalar la importancia que tienen las circunstancias en la decisión de ser infiel. La oportunidad o disponibilidad, por ejemplo, suele tener un gran peso.
Puede que alguien no se haya planteado nunca la idea de ser infiel a su pareja, pero si de pronto se encuentra en un entorno en el que tiene contacto regular con una persona que le atrae o tiene oportunidades frecuentes de tener una aventura, sus posibilidades de engañar a su pareja son mucho mayores.
Finalmente, también entra en la ecuación lo que podríamos llamar los factores personales. Cada vida es un compendio de diferentes experiencias, que van moldeando nuestra personalidad y que nos guían a la hora de tomar decisiones.
Los antecedentes familiares o las situaciones/ en torno a la infidelidad que cada uno haya vivido, pueden marcar también su mayor o menor probabilidad de ser infiel. Así, alguien que tuvo una aventura en el pasado sin consecuencias negativas en su vida, estará más predispuesto a volver a engañar a su pareja que quien haya pasado por esa situación como parte afectada.