Cada vez que experimentamos el amor, lo vivimos como si fuera el definitivo. Sin embargo está más que comprobado que el amor no es algo que llega una sola vez. Algunos estudios han establecido que cada persona tiene a lo largo de su vida una media de 7´8 relaciones, aunque es evidente que no todas se viven con la misma intensidad ni dejan similar huella.
En este sentido, otra teoría establece que el amor profundo hacia otra persona solo aparece tres veces en la vida. Y cada una de ellas lo hace para ayudarnos a evolucionar, marcándonos el camino para la siguiente etapa. Veamos lo que dice esta teoría de los tres amores y las características que reúne cada uno de ellos.
El primer amor: un cuento de hadas
La primera vez que sientes el amor te parece estar flotando. Es una sensación que no se parece a nada que hayas experimentado con anterioridad. Y dado que ésto suele suceder en una etapa temprana de la vida como la adolescencia o la juventud, cometemos muchos errores debido a la falta de madurez.
El final suele ser tremendamente doloroso, y creemos que nunca volveremos a experimentar nada similar a lo que hemos vivido con esa persona, pero ese dramatismo se debe, precisamente, a la falta de experiencia. Por muy intenso y vibrante que haya sido, se supera, y pasada la angustia de la ruptura, se obtienen valiosas lecciones que sirven para encontrar el siguiente amor.
Segundo enamoramiento: el que más te enseña
Con la perspectiva del tiempo nos damos cuenta de que el primer amor no estaba destinado a durar, pero al llegar el segundo, en el que ya creemos saberlo todo, pensamos nuevamente que será para siempre. Ahora entendemos mejor las reglas del juego, y hacemos todo lo que está en nuestra mano para tener éxito en él. Algo que incluye errores como tratar de cambiar a la otra persona o adaptarnos a lo que creemos hará feliz a nuestra pareja.
Se trata de un amor lleno de dudas y altibajos, por el que luchas con todas tus fuerzas pero en el que continúas tropezando porque todavía no es la persona adecuada. Algo que en ese momento desconoces, por lo que te toca volver a sufrir. Eso sí, se trata de un sufrimiento que pagará dividendos en el futuro, porque después de haber experimentado el amor por dos veces, ya has adquirido las herramientas necesarias para encontrar el que será tu amor verdadero.
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El amor definitivo: la paz y la realización
Finalmente has aprendido a ser quien realmente eres y a aceptar a la otra persona con sus virtudes y defectos. El amor ha vuelto a tu vida, pero ya no resulta tan volcánico, algo que te genera dudas acerca de si es el mismo sentimiento. Pero pronto te descubres haciendo planes de futuro porque todo parece encajar a la perfección. Has encontrado tu alma gemela.
Es una sensación de paz y seguridad como la que no has vivido antes, y ahora sabes que no te quieres mover de ahí. Te sientes realizada como persona, sabiendo que la persona que te ama lo hace conociendo una versión auténtica de ti.