Nada Hafez es una atleta con una impresionante trayectoria. París 2024 marcó su tercera participación en los Juegos Olímpicos, después de haber competido en Río 2016 y Tokio 2020. Sin embargo, este año la esgrimista decidió hacer algo diferente y, tras su última aparición en los juegos, compartió una noticia que nadie esperaba. A través de un emotivo post en Instagram, Nada explicó que durante su participación no estaba sola en la pista. “Lo que a ti te parecían dos jugadores en el podio, ¡en realidad eran tres! Éramos yo, mi competidora y mi bebé, que aún no había llegado a nuestro mundo”, escribió.
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El desafío de equilibrar deporte y maternidad
La historia de Nada Hafez es una poderosa lección sobre la perseverancia y el equilibrio. En su mensaje, la esgrimista admitió que mantener la dedicación al deporte mientras lidiaba con los desafíos del embarazo no fue tarea fácil. “La montaña rusa del embarazo ya es bastante difícil de manejar, pero tener que luchar para mantener el equilibrio entre la vida y el deporte fue realmente agotador, aunque valió la pena”, confesó en su publicación.
Su decisión de competir embarazada envía un poderoso mensaje sobre la capacidad de las mujeres para manejar múltiples desafíos simultáneamente. En un mundo donde las expectativas sobre lo que una mujer embarazada puede o no puede hacer todavía están muy presentes, la historia de Nada rompe barreras y redefine lo que es posible.
A pesar de las críticas que pudo haber recibido, Nada se ha mantenido firme en su convicción de que merecía estar en los Juegos Olímpicos, independientemente de su estado físico.