Pocas historias de amor tan mediáticas han existido como la de Jennifer López y Ben Affleck. Siendo ambos guapos, exitosos y ricos, era inevitable que la atención se enfocara sobre la pareja, y al parecer gran parte de los motivos de esta ruptura se derivan de este hecho. La realidad es que ni toda su belleza ni todo su dinero ha sido suficiente para lograr que su relación sobreviviera.
Ayer mismo la propia Jennifer, sin recurrir a ningún representante legal, presentó la documentación necesaria para iniciar los trámites de divorcio, poniendo el punto final a una historia que se remonta a décadas atrás. Según estos mismos documentos, la separación de hecho tuvo lugar el 26 de abril de este año, y aunque este dato no había trascendido, ya había múltiples señales de que las cosas no iban lo bien que les hubiese gustado.
Los motivos de la ruptura
Ambos estuvieron a punto de contraer matrimonio ya en 2004, tras dos años de relación, pero de forma inesperada la ceremonia se canceló tres días antes de la fecha prevista. Al parecer la excesiva atención de los medios supuso un nivel de presión insoportable para la pareja, que rompió e inició un nuevo camino por separado.
Sin embargo, diecisiete años después de este suceso, la vida les dio una segunda oportunidad y decidieron retomar su historia. Y aunque esta vez si acabó en boda, solo dos años después de esta el final ha sido idéntico. Según parece, por razones bastante similares.
Las tensiones que han llevado a la crisis tienen mucho que ver con el entorno mediático. Mientras Ben Affleck odia ser el centro de atención y estar en el foco le hace sentir muy incómodo, Jennifer no puede vivir sin las cámaras. De hecho, se cree que algunas revelaciones sobre su vida en pareja realizadas por ella en un documental podrían haber disparado el malestar del actor y ocasionado un ambiente irrespirable.
LETTER
El final que ya se intuía
Tras haber pasado el verano alejados el uno del otro, no reunirse por cumpleaños ni aniversario, y haber cancelado Jennifer López su tour, las señales hablaban por si solas. Los rumores de crisis pasaron a tener mayor magnitud y comenzó a barajarse la posibilidad de que fuese algo más que un mal momento. Posibilidad que ha terminado por confirmarse con la solicitud de divorcio presentada por la cantante y actriz.
Lo que resulta una incógnita es hasta qué punto su relación se ha deteriorado, porque hay un dato relevante que podría hacer que el culebrón se alargase. Y es que, pese a lo mucho que se habló del acuerdo prematrimonial que ambos firmaron, y que incluía en una cláusula el número mínimo de relaciones sexuales que la pareja debía llevar a cabo semanalmente, al parecer dicho acuerdo no entraba en detalle acerca del reparto de sus posesiones.
¿Asistiremos a una batalla legal por el reparto de sus bienes o decidirán llegar a un acuerdo de forma pacífica? Pronto saldremos de dudas.