Hay pocas cosas que unan a los diferentes partidos políticos de nuestro país; el cariño y respeto hacia Adolfo Suárez es una de ellas. Él consiguió llevar las riendas de una compleja Transición hacia la democracia donde parecía imposible que nadie se pusiera de acuerdo. Durante los 10 últimos años, el ya ex presidente fue olvidando tantos y tantos históricos recuerdos que él mismo protagonizó a causa del alzheimer, en lo que ha supuesto una larga enfermedad que finalmente ha desembocado en el inevitable y trágico final de su vida.
"No supera las 48 horas, aunque está en manos de Dios". Con esas palabras, Adolfo Suárez Illana, su hijo, anunciaba este viernes por la mañana el empeoramiento del estado de salud de su padre y el inminente "desenlace". Al final de la emotiva comparecencia, Suárez Illana rompió a llorar recordando a su padre pero, probablemente, también siendo consciente del momento histórico que estaba protagonizando al despedirle.
Asimismo recordó que tanto su padre como el Rey promovieron en la Transición el cambio hacia una España mejor, más libre. "Esos dos hombres cambiaron el rumbo de la historia. Sin su ayuda [la del Rey] seguramente España no habría volado nunca tan alto ni tan lejos", decía. El propio Don Juan Carlos, amigo personal de Suárez ha estado ahí en todo momento y hasta el final, manteniendo un contacto casi diario para saber el estado salud del ex presidente, como demostraba aquella inolvidable imagen de los dos paseando en 2008.
"Puedo prometer y prometo..."
Adolfo Suárez, autor de una de las frases más populares del imaginario español (que tuvo lugar durante su campaña electoral), se presentó en 1977 a las elecciones como cabeza de lista en Madrid por UCD, partido aglutinaba diversos grupos de variada ideología. Tras su triunfo, formó el primer gobierno de la democracia, constituido el 5 de julio de 1977.
Durante los años sucesivos a este primer mandato se firmaron los Pactos de la Moncloa y se aprobó el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas y los Estatutos de preautonomía de País Vasco, Cataluña y Galicia. Además, en esta legislatura se aprobó la Consitución, ratificada el 6 de diciembre de 1978. Como contrapunto, todo este periodo estuvo amenazado por el terrorismo, especialmente activo en aquellos años.
El 1 de marzo de 1979 Adolfo Suárez revalidó su triunfo en unas nuevas elecciones, pero después de superar la moción de censura del Partido Socialista de la oposición, e impulsado por la permanente crisis en su partido y por las críticas en diversos sectores sociales y políticos, Suárez dimitió como presidente el 29 de enero de 1981. Una dura decisión para un hombre valiente que supo poner fin a su carrera política.
Ahora, 33 años después de aquello, Suárez nos deja sin recordar nada de lo que sucedió, sin ser consciente del hombre que fue. No hay nada que temer, porque hoy nos toca a nosotros. Hoy todos recordaremos su vida por él. Descanse en paz.
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