Cantantes, artistas o gente anónima, ninguno se libra del miedo escénico. Los casos más recientes en nuestro país son los de Sabina y Pastora Soler, pero este fenómeno no entiende de modas y ha entrado en las mentes de múltiples famosos sin avisar en distintas épocas, desbancándoles a la hora de actuar en un concierto o en un rodaje. Tal es el caso de Katy Perry, Hugh Grant, Robbie Williams, Cameron Díaz o Marc Anthony, entre otros.
¡Que no cunda el pánico!
Joaquín Sabina ha sido el último caso de pánico escénico. El pasado sábado, se vio obligado a finalizar su concierto en el Palacio de los Deportes de Madrid media hora antes de lo esperado. "Me acaba de pasar, llegando a cosas feas, un Pastora Soler. Lo lamento mucho", alegó el cantante para explicar lo ocurrido. Tras una prórroga demasiado larga, de 5 años nada menos, el cantante quiso romper el hielo en Madrid y en Barcelona, ciudad en la que actuará los próximos días 22 y 23 de este mes. Quería así celebrar el decimoquinto aniversario de aquellos "19 días y 500 noches", algo que tratará de culminar en su próxima actuación para dejar constancia de que solo se ha tratado de un imprevisto, un hecho aislado que no logrará empañar su vuelta.
Los nervios, el estrés, la presión y la fatiga pueden catigar hasta al más veterano encima de los escenarios, como fue el caso de Pastora Soler hace unos meses, llevándola a sufrir un desmayo en plena actuación. La cantante anunció su retirada de la música hace dos semanas, tras haberse visto obligada, por segunda vez, a suspender un concierto, esta vez en el Teatro Cervantes de Málaga.
Los métodos para combatirlo son múltiples y variados. En el caso de Adele, tuvo que recurrir a la hipnosis antes de actuar en la gala de los Oscar el año pasado, para calmar su pánico escénico. Aunque resulte difícil de creer, a la cantante británica los grandes acontecimientos le generan cierta ansiedad, tal es así, que no pudo asistir a la entrega de unos Grammy.
Ni los más veteranos se libran del pánico escénico
A pesar de cosechar éxitos y de contar con unas indudables tablas sobre el escenario, el pánico entra en la mente de cualquiera sin avisar. El miedo escénico está de actualidad por los casos más recientes, pero hay que tener presente que ha existido siempre. Sino que se lo cuenten a Madonna, Carly Simon o a la mismísima Barbra Streisand. Esta última ha sido considerada la solista femenina que más discos ha vendido en la historia de Estados Unidos. Sin embargo, ese título no le libró de padecer tal miedo en una actuación en el año 1967, en la que acabó quedándose en blanco, olvidándose de la letra de su propia canción. Tuvieron que pasar nada menos que 27 años antes de que volviese a subirse a un escenario.
Otro caso que nos ha llamado mucho la atención es el del cantante Alejandro Sanz. Con una trayectoria de 25 años a sus espaldas, el cantante malagueño reconoce ponerse muy nervioso antes de pisar un escenario, llegando a sufrir pánico escénico en más de una ocasión. Algo parecido le ha ocurrido a Scarlett Johansson, ya que la conocida actriz no ha sido capaz de pisar las tablas del teatro hasta hace muy poco, por el respeto que este le merecía.
La solución reside en no prestar atención a la amenaza que provoca el miedo. Las técnicas de relajación son un buen aliciente para conseguirlo, además de entrenar nuestro comportamiento y nuestros hábitos, dejando a un lado el carácter perfeccionista y aprendiendo a relativizar lo que nos ocurra, ya sea en un escenario o fuera de él.
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