El contouring es una técnica que se lleva usando en maquillaje profesional toda la vida. Sin embargo, no fue hasta que Kim Kardashian publicó una foto suya realizándose a sí misma este tipo de maquillaje, cuando el arte del contorneado llegó al gran público. Desde ese momento, las mujeres de medio mundo aprendimos, que con un sencillo juego de luces y sombras, podíamos definir nuestro rostro, afinar nuestra nariz, o incluso disimular la papada. ¡Pero el contouring no se limita a nuestra cara!
Si extendemos nuestra rutina de maquillaje a cuello y escote, podremos conseguir unas clavículas más marcadas, que nos ayuden a conseguir una sensación de mayor delgadez, y un busto ópticamente más grande. ¿Cómo? Atenta a esta sencilla técnica.
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¡Ni push ups ni cirugía!
Cuando se trata de utilizar la técnica del contouring en los senos, todo lo que necesitas es aplicar estratégicamente iluminador y polvos bronceadores (o maquillaje más claro y más oscuro que tu tono de piel) para crear un efecto de sombreado que dé la ilusión óptica de tener un pecho más voluminoso. ¡Y sin tener que pasar por el quirófano o utilizar sujetadores con más relleno que un edredón nórdico!
Necesitarás una brocha biselada, una de polvos, polvos translúcidos, un bronceador (en crema o en polvo) que sea dos tonos más oscuro que tu tono de piel, y un iluminador que sea dos tonos más claro.
Empieza aplicando con la brocha de polvos un ligero toque de bronceador en el canalillo para crear mayor profundidad. A continuación, con la brocha biselada, dibuja una “Y” curvada en la parte superior de tus pechos, siguiendo su curvatura natural, y difumina el trazo en la zona central de cada pecho. Con la misma brocha biselada, aplica iluminador en la mitad superior del pecho (o la parte que quede expuesta según el escote de tu camiseta), y vuelve a difuminar para que quede lo más natural posible. Para terminar, sella todo con polvos translúcidos, ¡y voilà! Tus pechos pasarán a parecer una talla más grande con tan sólo un par de brochazos.
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