Las uñas de gel son más preferidas que las uñas de acrílico por muchas personas, puesto que nos hacen lucir las manos y los pies de manera espectacular. Dicha técnica utiliza un esmalte especial, un producto que tiene más grosor en comparación con el esmalte clásico, para después endurecerse con luz ultravioleta. Esta técnica es popular por lucir más natural que los productos artificiales, además de que es un esmalte muy resistente.
Usando esta técnica, las uñas se ven más llamativas y gruesas, dando un acabado suave, liso y con mucho brillo, considerado muy bonito por muchas. También es una gran opción para aquellas con uñas estriadas, puesto que las disimula. Sin embargo, estas no alargan las uñas, llegan hasta donde naturalmente crecen, por lo que resulta conveniente si no tienes las unas muy cortas. Otra gran ventaja es su duración, si se retocan mientras van creciendo podrían llegar hasta los 3 meses de vida, o incluso alargando el tiempo si se aplican diariamente crema hidratante y aceite para cutículas. No obstante, existen riesgos que se deben de entender para minimizar los inconvenientes.
Las uñas de gel y sus riesgos, señales de alergia y prevención
Esta técnica utiliza un esmalte especial elaborado con productos que podrían afectar la salud ungueal. Al aplicarlo produce sequedad en la uña, deshidratándola y poniéndola en riesgo de ruptura. Si se aplica demasiado, podría causar perdida de brillo e incluso cambio de color. Así mismo, podría causar alergias si el esmalte adecuado no es utilizado. En cuanto a los secadores de luz ultravioleta, una investigación apunta a que altera el ADN, aunque el estudio no es definitivo.
El principal producto químico que provoca reacciones adversas es el acrilato, utilizado para fijar el esmalte. Algunos síntomas son la aparición de picor o quemazón, la irritación de la piel no solo en las manos, sino también en la cara y cuello, dermatitis, y en casos extremos, problemas respiratorios. La mejor forma de evitar estos síntomas es, en primera instancia, no abusar con la cantidad del producto aplicado ni de la frecuencia, además de asegurarse de usar productos de calidad que cumplan la normativa europea, que consta de informar en el frasco la composición del esmalte.
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