«Blush» es una palabra inglesa que significa «ruborizarse» o «sonrojarse» de emoción. Este producto, denominado tradicionalmente «colorete», se utiliza para dar color a los pómulos y hacer que tengamos mejor cara. En esta última etapa del proceso de maquillaje en la que nos damos el toque final para iluminar el rostro, podemos, además, estructurarlo añadiendo diferentes efectos en función del modo en que nos apliquemos el colorete. Por ejemplo, podemos hacer que nuestros pómulos estén más o menos marcados o regordetes, dependiendo de si les damos más color o menos.
El blush se puede conseguir en diferentes formatos: polvos, crema o gel. Y es un producto indispensable para muchas de nosotras. De hecho, aquí tienes un manual de uso del colorete que no te puedes perder. Pero esta vez, vamos a centrarnos en cómo aplicar el blush según tu tipo de rostro. ¡Toma nota y ficha también este shopping que te traemos!
Cómo aplicar el blush o colorete
Para aplicarlo correctamente, lo mejor es sonreír. Así pues, ensaya una sonrisa y ponte el colorete en los cachetes con la ayuda de un pincel. Realiza movimientos horizontalmente circulares, hacia el exterior del rostro y estirando hacia arriba. La idea es dibujar una especie de coma para que parezca que los pómulos ascienden.
Esta es la teoría general, pero... ¿Cómo lo aplicamos según el tipo de rostro?
- Rostro redondo: en esta ocasión lo que intentaremos es buscar el contraste para poder darle a nuestro rostro una forma más angulosa. Por eso aplicaremos el blush en diagonal creciente, desde la mejilla hasta la oreja, y trazando un ligero arco.
- Rostro alargado: para compensar las líneas rectas de nuestro rostro, trataremos de aplicar el blush en horizontal, llevando el color desde la mejilla hacia atrás.
- Rostro cuadrado: como en los otros casos, buscaremos el efecto contrario. Por lo que si tienes el rostro cuadrado lo ideal es que aplique es blush a toquecitos sobre las "manzanas" de las mejillas, así centraremos en ellas la atención dulcificando la expresión.
- Rostro ovalado: para aplicarlo trazaremos una diagonal creciendo, similar a la del rostro redondo, pero evitando acentuar demasiado la inclinación.
Técnicas para aplicar el blush
Las técnicas más frecuentes son:
- Con la brocha: si el colorete es en polvo, utiliza una brocha espesa pero ligera. Puedes incluso utilizar la que empleas para la base, aunque lo ideal es que tengas una brocha especial para el colorete. La ventaja de esta herramienta es que podemos tratar una superficie grande. Finaliza la aplicación con unos pequeños toques de colorete en las sienes, sobre todo si eres de facciones cuadradas u ovaladas. Los coloretes en polvo son más fáciles de aplicar que las cremas, debido a su fácil dosificación. Si no sueles maquillarte y no tienes mucha práctica, elige este formato.
Si tienes dudas, en este vídeo puedes cuáles son los tipos de brochas más comunes y cómo se utilizan:
- Con los dedos: mezcla un poco de colorete con tu base para conseguir tonos muy suaves. Con esta técnica, disimularemos las imperfecciones de la piel y los pequeños defectos dando ligeros toques con los dedos. Dicha fusión es mucho más fácil de conseguir con el colorete líquido que con el colorete en polvo. El resultado final es muy natural. Se recomienda empezar con muy poco producto y si quieres intensificar el resultado, ve añadiendo más cantidad poco a poco.
¡Nada de errores!
Hay que ir con cuidado con las cantidades y acordarse de repartir bien el producto. Si te aplicas una capa demasiado gruesa parecerás diez años mayor y las facciones se endurecerán. Así que si crees que te has maquillado demasiado, retira el excedente con un pañuelo presionando con cuidado. El resto, difumínalo para que el resultado sea realmente natural.
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