En Irán existe el término jurídico "Quisas", cuya traducción es "ojo por ojo" que, como puedes imaginar, consiste en aplicar una pena al culpable de un delito que sea igual al propio delito cometido. Según los preceptos de la República Islámica, de esta forma la víctima es vengada. Esta visión radical de la justicia iraní proviene de la supuesta interpretación de la Sharia, Ley Islámica, vigente en este país de Oriente Medio. Y, precisamente, debido a la ejecución de esta ley Reyhaneh Jabbari, moría ahorcada el pasado 25 de octubre. Una mujer de 26 años que se encontraba en una cárcel de Teherán desde 2007 y que fue encarcelada con 19 años, por apuñalar a un hombre que intentaba violarla.
La oposición iraní se ha encargado de publicar una carta que la joven escribió a su madre poco antes de ser ejecutada. Reyhaneh Jabbari no pide venganza ni resentimiento, solo quiere que su madre viva en paz y sabiendo que su hija no es una asesina. "Tú me enseñaste que vinimos al mundo a ganar experiencia y a aprender una lección. Aprendí que a veces es necesario luchar y que para defender tus valores se debe perseverar, incluso si eso significa la propia muerte", escribió Jabbari.
Desde Amnistía Internacional y diferentes organizaciones no gubernamentales, como Mission Free Iran, han pedido en diversas manifestaciones por todo el mundo que occidente hiciese todo lo posible para evitar este final. Pero nada ha podido salvarla. Por increíble que parezca, la vida de Reyhaneh Jabbari dependía de la familia del hombre que intentó violarla. Según la ley iraní, si la familia la perdona, se salva. Pero la familia pidió expresamente que se cumpliera la sentencia. Y así ha sido.
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