La excepción a este crecimiento recae sobre Bulgaria, donde la presencia ha caído, e Irlanda y Polonia, donde se ha estancado. En el caso español el crecimiento ha sido más lento que en el resto de países. De hecho, la media europea mejoró 2,2 puntos porcentuales mientras que la progresión de España no llegó al punto porcentual. Así, nos encontramos con una presencia femenina del 6 % en cargos ejecutivos, frente al 10% de la UE, y de un 14% en los puestos de carácter no ejecutivo en contraposición al 17% de la Comunidad.
Pese a todo, la vicepresidenta de la Comisión Europea y responsable de Justicia, Viviane Reding, valoró muy positivamente estos datos y celebró con entusiasmo que la presencia femenina en la cúpula directiva de las empresas se haya incrementado en prácticamente todos los países de la Unión Europea.
"La presión reguladora ha dado sus frutos. Las empresas por fin empiezan a entender que, si quieren ser realmente competitivas en una sociedad que envejece, no pueden permitirse ignorar los talentos femeninos, porque las mujeres suman el 60% de los titulados universitarios", aseguró la vicepresidenta comunitaria.
A la hora de identificar el "motor del cambio" que ha dado lugar a esta progresión, Bruselas hizo cierto hincapié en la propuesta de una cuota femenina aprobada el pasado mes de noviembre por la que cada país de la UE debe tomar las medidas pertinentes para que en 2020 haya un "40% de mujeres en los consejos de administración, basado en los méritos".
En este sentido, Reding insitió en la idea de que "una intervención reguladora limitada en el tiempo puede marcar la diferencia", tal y como se demuestra"el ejemplo de países como Bélgica, Francia e Italia, que recientemente han adoptado legislación en la materia y están comenzando a mostrar mejoras", explicó.
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