No hay nada más aterrador que sentir que alguien se aproxima a ti por la espalda mientras caminas sola. El pánico puede contigo y te ves incapaz de mover ni un solo músculo de tu cuerpo. Seguro que alguna vez has pensado en defenderte de los ataques como Uma Thurman en Kill Bill o tener un grito de guerra como Xena. Puede que después de leer esto, te sientas a la altura de estas guerreras:
Las guerreras de la gran pantalla
A menudo, confundimos la autodefensa con artes marciales u otras técnicas de lucha que nada tienen que ver. La autodefensa, de hecho, es un medio de defensa ante cualquier ataque que puede ayudarte, incluso, a poner tu vida a salvo. Por ejemplo, el sistema de autodefensa israelí consiste, básicamente, en una serie de técnicas directas al objetivo que incluyen armas blancas y de fuego y que, como supondrás, vuelven el enfrentamiento brutal. Quizás te suena como una locura pero, en una situación extrema ¿qué harías por salvar tu vida?
Afortunadamente para nosotras, las técnicas de combate han sido adaptadas a las mujeres y a la calle. Lo primero que tenemos que tener claras son unas nociones básicas. ¿Estás preparada? Vamos a comenzar...
- Sé precavida: "Todos los sentidos como la visión, el tacto, el oído, el olor y el gusto deben estar alerta para mantenerte lejos del peligro. Algún consejo básico es que nunca camines sola mientras escribes un Whatsapp, hablas por el móvil, escuchas músicas o echas un vistazo a las notificaciones de Facebook y Twitter. Es algo bastante común que todas hacemos pero lo cierto es que nos hace más vulnerables ante un posible ataque. Asegúrate de evitar situaciones problemáticas siendo consciente de cuanto te rodea cuando estás sola. Ésa puede ser la clave.
- Usa objetos cotidianos: Es importante que seas consciente de los objetos que hay a tu alrededor porque pueden servirte de arma en caso de ataque. Una silla, una papelera o, incluso, tus tacones pueden defenderte de tu agresor si se diese el caso. Nunca dudes ni te paralices. Si puedes huye o utiliza tu teléfono para pedir ayuda.
- Grita tan fuerte como sea posible: Es muy importante que durante tu ataque seas capaz de gritar tan alto como te permitan tus pulmones. "¡Me ha robado el bolso!" o "¡Tiene un cuchillo!" pueden ser frases claves para que, quien te escuche, acuda en tu ayuda más rápido.
- Muerde, pellizca y araña: Si tu vida está en peligro, tienes que hacer todo lo posible por salvarla así que haz todo lo que esté en tu mano para sobrevivir. Piensa que la mejor agresión que puedas hacer a tu atacante es la que resulta más efectiva para ti.
- Huye tan rápido como puedas: Tan pronto como tengas la oportunidad, corre sin pensarlo. Ve a la comisaría de policía más cercana o a una tienda o un local que se encuentre cerca. Nunca trates de permanecer en el mismo área en el que te han atacado.
Ataca su visión: golpea en los ojos.
Cuando sientas que estás en peligro de ser atacada o que alguien se acerca demasiado hacia a ti, inmediatamente grita o empuña el objeto que tengas a mano. NUNCA esperes y ve directa a los ojos de tu agresor. Los ojos de las personas son muy sensibles. En nuestro día a día, protegemos continuamente nuestra vista sin darnos cuenta de que lo estamos haciendo. No importa el tamaño de tu oponente, sus ojos son la parte más sensible y no necesitas ser muy fuerte para atacarle ahí.
¿Cómo? Abre las palmas de tus manos, de ambas a ser posibles y ve directamente con tus dedos a sus ojos. Al mismo tiempo, mantén tus manos en la misma posición y golpea su nariz o sus mejillas. Si estás en peligro, vete directa a dañar su visión. Suena demasiado agresivo, pero es la mejor forma de mantenerte segura.
Si alguien agarra tu brazo o tu chaqueta, no te resistas porque eso es exactamente lo que ellos esperan de ti. Sorpréndeles golpeando su cara tan rápido como puedas. Cuando alguien nos golpea la cabeza o los ojos, tendemos a movernos hacia atrás, cerrar los ojos o, incluso, cubrir la cara con las manos. Piensa que esto es otra oportunidad para golpear de nuevo a tu agresor.
Golpear sus partes bajas
Después de los ojos, estás preparada para atacar otra parte sensible del cuerpo de tu oponente: su zona genital. Es una de las zonas con más terminaciones nerviosas y puedes estar segura de que le dolerá cuando le golpees. Al contrario de lo que ocurre con otras áreas, la zona genital tiene mucha menos protección que otras partes del cuerpo.
¿Cómo golpearle? Usa tu intuición y actúa tan rápido como sea posible. El golpe debe ser brusco, directo y tan fuerte como puedas. Puedes utilizar tu pie, tu empeine, golpear con tu espinilla como si se tratase de un látigo o darle un golpe brusco con tu rodilla. Todo depende de la distancia a la que se encuentre tu atacante. También puedes utilizar tus manos, golpeando o retorciendo esta zona con ellas.
¿Cuándo? Usa este movimiento cuando estés en peligro y tengas una forma sencilla de golpearle en esta zona. Lo más importante aquí es que seas rápida y el golpe sea contundente. La sensación de tu atacante cuando lleves a cabo este paso será como un dolor de estómago repentino que poco a poco va subiendo hasta sus pulmones. Este golpe dejará a tu oponente en el suelo, tirando o arrodillado por el dolor. ¡Puede ser tu ocasión para huir!
Daña sus vías respiratorias: golpea su nariz
A veces solo tienes unos pocos segundos para conseguirlo. Después del golpe anterior, tu atacante se quedará paralizado y furioso, así que si no tienes suficiente tiempo para huir, es el momento de dar el siguiente paso. Objetivo: golpear su nariz.
Algunos expertos en autodefensa recomiendan que la mejor técnica que puedes seguir es cambiar el nivel del ataque. Esto quiere decir que vayas alternando los golpes en su rostro con otros dirigidos a su zona genital hasta que veas la oportunidad de huir.
¿Cómo? Utiliza la palma de tu mano para golpearle y terminar tu ataque con un puñetazo en la nariz. El dolor es enorme -ninguna parte del cuerpo resulta más dolorida después de un golpe-. Además, el dolor le dificultará la respiración a través de la nariz. De hecho, es la forma más eficaz de debilitar a tu agresor sin hacer que corra peligro su vida. Precisamente por este motivo, puedes utilizar esta técnica en cualquier situación que entrañe peligro.
Golpea su cuello
El siguiente paso es atacar el cuello. De forma similar a lo que ocurría con la zona genital, el cuello tiene un sinfín de terminaciones nerviosas y el dolor tras el golpe, debilitará a tu oponente. No es, además, una parte de nuestro cuerpo que suela ir protegida y eso la vuelve más vulnerable.
Puedes utilizar tus manos de diferentes maneras. Una de ellas es hacer un movimiento de corte con tu mano. Esto quiere decir que debes emplear el lateral de tu mano como si fuese un arma afilada directa al cuello de tu oponente. En otros casos, puedes golpearle con el puño cerrado y, si la posición te lo permite, utiliza tu codo. Emplea este movimiento cuando te haya agarrado por un brazo o, por ejemplo, si tu agresor trata de robarte el bolso y te empuja. Si alguien te ataca por detrás, empújale con el codo y hazlo tan rápido como puedas. Cuanto más sobresaltado esté el agresor, menos dispuesto estará a seguir con la pelea.
Objetivo bajo: ataca sus rodillas
Las rodillas son menos sensibles que el resto de partes del cuerpo que hemos golpeado pero no debemos olvidarnos de ellas. Una patada fuerte hacia las piernas y rodillas de nuestro oponente le detendrá y nos permitirá salir corriendo. Sin embargo, ten en cuenta que necesitarás mucha fuerza para que realmente el golpe tenga el efecto esperado.
Busca la mejor posición para golpearle tan rápido y fuerte como puedas. Utiliza tu pie y con un fuerte impulso, ve directa a su rodilla. ¿Cuándo utilizar este ataque? Tan pronto como tu sentido común te diga que lo hagas. Si tu agresor te agarra y también si crees que, después de propinarle una patada, podrás huir. La recomendación de los expertos dice que no le mires a la cara. Solo actúa y huye... ¡Y ya estás a salvo de cualquier peligro!
Directa a su garganta
La garganta es otra parte sensible de nuestro cuerpo. Si el golpe es seco y lo suficientemente fuerte, podremos lograr que, por un momento, tenga dificultades para respirar. ¿Cómo? Con la mano abierta, empuja tus dedos al interior de su garganta. Debes hacerlo rápido, le sorprenderás y tu ataque saldrá bien. Este movimiento, también conocido como bloqueo instructivo, puede ser utilizado en todo tipo de agresiones.
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