La primera en recibir el aviso de esta humillante medida tomada por la Federación Internacional de Fútbol fue la selección alemana, cuya gerente confirmó al diario alemán Bild que sus futbolistas se habían sometido a la prueba. No todos los países han pasado aún por este escrutinio para la verificación de sexo (la selección española aún no ha recibido el aviso), pero la medida será algo obligatorio a lo que las jugadoras no se podrán negar puesto que se arriesgarían a una sanción o expulsión de su equipo. Según el reglamento de la FIFA, se deberá observar "cualquier anomalía de las características sexuales secundarias" en las jugadoras. En resumidas cuentas: si el aspecto físico de las futbolistas dista de lo que la FIFA considera "un cuerpo de mujer", las jugadoras serán sospechosas.
"En las competiciones para hombres de la FIFA, solo los hombres pueden ser seleccionados para jugar. En las competiciones para mujeres de la FIFA, solo las mujeres pueden ser seleccionadas para jugar", esta afirmación aparece en el punto 4 del Reglamento para la Verificación de Sexo de la organización de fútbol. Sin duda nos parece lógica pero, ¿por qué se tiene que obligar a las mujeres a probar que lo sean bajo amenaza de suspensión o expulsión?
"Esta política puede invitar fácilmente al abuso apuntando a las mujeres que no se ajusten a las normas de feminidad y someterlas a investigaciones humillantes y estigmatizantes", comentaba la doctora Katrina Karkazis, especialista en bioética de la Universidad de Stanford, al diario El País. Karkazis ha denunciado en más de una ocasión los criterios anticientíficos que organismos como el Comité Olímpico Internacional (COI) y la Asociación Internacional de Atletismo (IAAF) usan para tachar de tramposas a las mujeres deportistas. Y es que un nivel alto de testosterona puede ser motivo de una disciplinaria investigación.
Esta prueba consiste en análisis médicos y ginecológicos, y forma parte del reglamento de la FIFA desde el año 2011. Con el Mundial de Fútbol a la vuelta de la esquina y los últimos casos de acusaciones a diferentes deportistas, la polémica vuelve a estar servida.
Casos anteriores
En el 2013, la futbolista coreana Park Eunsun fue acosada por medir 1,82 metros, pesar 74 kg y tener una complexión física fuerte. Seis de los siete entrenadores de su país amenazaron con denunciarla ante la Federación de Fútbol de Corea del Sur (KFA) y boicotear los partidos de la liga si Eunsun, que esa temporada se convirtió en la máxima goleadora de la liga, no aceptaba la prueba de verificación sexual.
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Algo parecido le ocurrió a la atleta sudafricana Semenya, quien sufrió una suspensión de 11 meses por ser sospechosa, puesto que detectaron un exceso de testosterona en su sangre. Después de un año de calvario y humillación pública se demostró lo que Semenya siempre afirmó ser: una mujer.
Nosotras nos preguntamos: ¿es necesario tomar estas medidas que rozan lo absurdo en el mundo del deporte femenino? ¿Por qué no centra mejor la FIFA sus esfuerzos en investigar los casos de dopaje en deportistas o la corrupción que ha salpicado a su organización recientemente?
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