Hoy, 6 de febrero, se celebra el Día Mundial de Tolerancia Cero con la Mutilación Genital Femenina. Esta fecha hace referencia al 6 de febrero de 2003, día en el que Stella Obasanjo, entonces primera dama de Nigeria y portavoz de la Campaña contra la Mutilación Genital Femenina, hizo una declaración en contra de esta práctica. Actualmente, se realiza en alrededor de 30 países.
La Mutilación Genital Femenina (MGF) es una práctica que consiste en la extirpación total o parcial de los genitales femeninos, particularmente, el clítoris, sin motivos médicos. Esta intervención, motivada por preceptos culturales y religiosos asociados a la feminidad y al recato, es considerada por Naciones Unidas una violación grave de los derechos humanos, la salud y la integridad de las mujeres y las niñas. Unicef estima que son 70 millones las que alrededor del mundo han sufrido esta práctica y sus consecuencias, entre las que se encuentran el dolor crónico, el sangrado, los riesgos de infección y transmisión de VIH, la ansiedad, la depresión, la infecundidad e, incluso, la muerte. Solo en Sudán esta práctica afecta al 69% de la población femenina.
Aunque en ninguna religión se considera la MGF una práctica obligatoria, se realiza en numerosos grupos religiosos de África, Asia Meridional, Oriente Medio, algunos países asiáticos como India, Indonesia, Iraq y Paquistán, y algunas regiones de Latinoamérica.
Erradicación de la mutilación genital femenina de cara a 2030
El 20 de diciembre de 2012 la Asamblea General de las Naciones Unidas instó a los estados que la practican, a la sociedad civil y al sistema de las Naciones Unidas a acabar con la mutilación genital femenina. Para ello, propuso que cada 6 de febrero las campañas de tolerancia cero y concienciación contra esta práctica se intensificasen, además de que se adoptasen medidas concretas para abolirla.
La meta de la ONU es acabar con la MGF de cara a 2030, plan integrado en el quinto de los Objetivos de Desarrollo Sostenibles (ODS) de la organización, relativo a la igualdad de género. Para conseguirlo, se busca el apoyo de los jóvenes, por lo que la inversión en la concienciación y movilización de este sector es clave. Gracias a esta estrategia la mayoría de jóvenes de entre 15 y 19 años que viven en países donde la MGF prevalece, apoyan menos su continuidad que los adultos de entre 45 y 49 años.
Además, Unicef lleva poniendo en práctica desde 2008 un programa internacional para la eliminación de la MGF, gracias al cual se ha prestado asistencia a más de 3 millones de niñas y se ha logrado que se establezca un marco legal de cara a la prohibición de la práctica en 13 países.
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