Ascot es sinónimo de excentridad y colorido. La tradicional competición hípica fue inaugurada ayer por la Reina de Inglaterra y su hijo, Carlos de Inglaterra, que asistió acompañado de su mujer Camila Parkers Bowls.
Tampoco quisieron faltar las princesas Beatriz y Eugenia de York, hijas de los duques de York, que acompañadas de sus padres, llamaron la atención por los discretos tocados que lucieron. Hay que recordar que Beatriz de York destacó durante la boda del príncipe Guillermo y Kate Middleton por su extraño tocado.
Sin duda, el gran ausente fue el Duque de Edimburgo, marido de la Reina Isabel II, que recibió el pasado lunes el alta hospitalaria después de haber estado ingresado durante unos días tras someterse a una cirugía exploratoria.
Pero si algo importa en Ascot, además de los caballos purasangre, es la pasarela que sobre él gira. Los apellidos más importantes de Inglaterra se dan cita para disfrutar de la hípica, pero, sobre todo, para lucir los tocados más coloridos y extravagantes posibles.
El atuendo impuesto por la propia reina, obliga a los hombres a lucir chaqué con sombrero de copa alta y, a las mujeres, con trajes que combinen, que cubran la rodilla y donde se evite el escote. Límites, que pueden traspasarse perfectamente en el tocado. Da igual el color, la forma y el tamaño. Todo vale.
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