Hace unos días leía un artículo que diferenciaba a actores como Javier Bardem de estrellas como Brad Pitt. Más allá de lo físico, que se ve a simple vista, la gran diferencia radica en su amabilidad, su trato y su saber estar con quien te da de comer: el público. Hay pocos españoles que sepan llevar tan bien su espectacular fama mundial, pero uno de ellos es Antonio Banderas. Esta semana, tras un duro e intenso rodaje en Bulgaria, regresaba a España para presentarnos, un año más, su acto benéfico en la Gala Starlite. La élite marbellí se da cita cada 10 de Agosto, fecha del cumpleaños del actor, para recaudar fondos para las causas más necesitadas. El año pasado recaudaron más de 261.743 euros, pero en cada cita las metas son más altas. Tanto, que el actor se ha propuesto hacer una doble gala para el próximo año, para que así el pueblo malagueño también participe.
Mientras tanto, el actor continúa con sus innumerables proyectos laborales. Para su último proyecto, en el que colabora con Melanie 20 años después de que se enamorasen en la película “Two Much”, Antonio ha tenido que raparse el pelo. Un look que se ha negado a mostrar: “He prometido al director que no revelaría mi aspecto”. A ese proyecto se le une también el que pronto encarnará en Chile, donde dará vida a uno de los 33 mineros que quedaron encerrados durante días y en el que la actriz Jennifer Lopez encarnará el papel de su mujer: “Conocí a Jennifer cuando hacía la prueba para “Desesperados” y ahí ganó Salma Hayek. Es una amiga y una magnífica profesional. Ella será mi mujer aunque vamos a estar muy separados”. A esto hay que sumarle la promoción de su última película de animación.
Así, es normal que su hija mayor, Estela del Carmen, esté bastante cabreada con él: “Estela del Carmen está cabreada porque lo que tiene ganas es de ver a papá, las mismas que tengo yo de verla a ella. En unos días estaré de vuelta en Los Angeles y nos iremos de vacaciones. Ha sido un año lleno de trabajo y se espera un otoño igual de duro”, confiesa el actor a la que vez que promete unas buenas vacaciones.
Marbella, por supuesto, será destino indispensable para la familia Banderas que aún sigue sufriendo con los problemas de su casa. “El último plan de ordenación urbana aprobó mi vivienda pero se siguió recurriendo. El ayuntamiento de Marbella me pidió que les cediera una parte de mi terreno para hacer una pasarela para uso ciudadano y se lo cedí sin problema. Tiene que haber una resolución final de la Junta y cuando eso ocurra yo lo acataré. Nunca le haré daño a Marbella, pase lo que pase, porque a mí me hicieron Hijo Predilecto de la provincia de Málaga y yo estás cosas me las tomo muy en serio. No puedo hacerle daño a mi tierra aunque eso esté en contra de mis intereses personales. No tengo el valor ni la jeta de hacer eso”, sentenciaba el actor.
Mojándose políticamente, el actor también habló de las declaraciones del ministro Wert y de sus palabras sobre si los actores españoles tributan o no en España, a lo que Antonio quiso contestar rápido: “Tributo en ambos países. En los EEUU, que es mi verdadera fuente de ingresos en los últimos 20 años, cuando trabajas más de 23 días te hacen residente. Yo no puedo obligar a mi familia que venga a España, cuando mi trabajo está en EEUU, para tributar aquí cosas que me pagan allí. Pero parte de esos impuestos los pago en España. A mí me dan palos por todos los lados”.
Y así, dejando todos los temas atados, con una sonrisa en la cara, con amabilidad y simpatía tras más de tres horas charlando con los medios – grandes y pequeños – se despidió de todos y abandonó Madrid. Ahora sí, señor Banderas, le hago la reverencia
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