Contenido elaborado en colaboración con Silvia Felis, psicóloga milanesa del apoyo a la persona, a la paternidad y a las relaciones familiares.
Con la llegada del segundo hijo son muchas laspreguntas que surgen en las cabezas de los padres y, aunque es un acontecimiento maravilloso, trae consigo pequeñas revoluciones no exentas de consecuencias sobre la vida familiar y sus ritmos. Algunas madres, por ejemplo, se preguntan si sentirán las mismas emociones y alegrías que experimentaron con el primer hijo o cómo se las arreglarán para manejar a la pareja de niños. Por otro lado, el primogénito puede experimentar sentimientos negativos y celos debido a la atención reducida que recibe con el nacimiento del segundo hijo. También es frecuente que, aunque no esté en edad de hacerlo, el primogénito vuelva a chuparse el dedo o hacerse pis en la cama, herramientas que utiliza para llamar la atención de los padres.
Los celos, en este caso, son normales y sanos, ya que le servirán para adquirir conciencia de su propia identidad autónoma, gracias a lo cuál empezará a verse como un individuo separado de sus padres e independiente y le permitirá crecer tanto a nivel cognitivo como emocional. Tener un lugar en la familia y una relación exclusiva con los padres ayuda al niño a estructurar su identidad, y la llegada de un nuevo hermanito podría hacer que esta identidad, que todavía está en formación, se tambalee. Es importante que ambos establezcan una relación segura con su padre o tutor para sentirse capaces de explorar el entorno y experimentar, y también adquirirá las herramientas para establecer relaciones socales fuera de la familia.
Hemos pensado en darle algunos consejos útiles para que el conjunto familia pueda manejar mejor la relación entre primogénito y el recién llegado en este importante y delicado momento de transición.
1. Hablar clara y honestamente con tu hija o hijo
si tu primer hijo ya es lo suficientemente mayor, es conveniente que le informes de lo que sucederá cuando nazca su hermano o hermana: la madre tendrá que ir al hospital con papá y él o ella podrá ir a visitarles y que, después, llegará a casa un bebé que será su hermano o hermana.
Es necesario no pasar por alto detalles como este y no dar por sentado que tu hijo recibirá a su hermano con normalidad. Sin una explicación real, podría sentirse abandaonado u olvidado por sus padres, algo que puede causar mucho dolor en el conjunto familiar. Por tanto, es importante involucrarlos en lo que está sucediendo, tranquilizarlos acerca de los nuevos cambios en curso y hacerles comprender la importancia de su papel en esta nueva fase.
Sin embargo, si tu primer hijo es todavía demasiado pequeño como para estabelcer esta conversación con él, puedes sustituirla por un dibujo, por ejemplo, que les ayude a comprender lo que va a suceder. Las imágenes tienen un fuerte impacto sobre los niños y, con un tono dulce y comprensivo, ayudarán a tranquilizarles y entenderán la situación en la medida de lo posible.
2. Ayúdele a verbalizar las emociones que siente
Los niños tienen menos herramientas para comprender, definir y manejar sus estados emocionales, lo que puede desembocar en brotes de rabia incontrolados o incluso agresiones. Sin embargo, debes saber que siempre es preferible expresar una emoción (aunque sea negativa) que suprimirla. No tengas miedo de comunicarte con tu hijo, explícale que la madre y el padre cuidarán del bebe recién llegado porque es pequeño y necesitará los cuidados que él recibió cuando era un bebe pero, al mismo tiempo, le atenderán, cuidarán y mimarán a él. Explícale de forma explícita que no cambiará su afecto ni su amo por él y que todavía habrá momentos únicos para él.
En el caso de los niños más pequeños, el comportamiento no verbal es mucho más comprensible. En estos casos, es una buena idea mantener al primogénito cerca mientras cuidas al bebé recién nacido. Dedicarles tiempo compartido le ayudará a entender que la situación 'no ha cambiao tanto' y que, por supuesto, él o ella siguen siendo importantes.
3. No lo excluyas de los momentos con su hermano pequeño
Siempre que tu hijo quiera, déjale abrazar, coger o sujetar a su hermano pequeño con la ayuda de un adulto. Esto le permitirá vivir su relación con él de manera positiva, sentirse correspondido y apreciarlo. Por otro lado, no le fuerces si no quiere hacerlo o lo evita, es preferivle que le des tiempo para asumir y comprender la presencia de su hermano o hermana poco a poco. Con el tiempo irá avanzando a su ritmo.
4. Evitar que otros cambios importantes coincidan con la llegada de su hermano o hermana
Trata de evitar que las grandes transformaciones en la vida del primogénito coincidan con la llegada del segundo hijo: si es posible, anticípalas. Con esto nos referimos a cambios de habitación o la entrada en un nuevo colegio. Se trata de evitar cambiar las rutinas de forma repentina y en un momento cercano al nacimiento del bebé para que no resulten chocantes y ueda aconstumbrarse a los cambios más fácilmente.
5. Prestar la atención necesaria a todas las etapas cruciales de la vida del primogénito
Recuerda que tu hijo sigue siendo un niño y que ser el hermano mayor no significa cargarle con responsabilidades que no le corresponden. Debes seguir prestando atención a su desarrollo, sus avances y conquistas: cada etapa del desarrollo psicofísico del niño es crucial y trae consigo diferentes habilidades y capacidades que deben ser aplaudidas, celebradas y recompensadas por sus padres. Él o ella, por tanto, deben percibir que sus logros siguen siendo importantes y valorados en la familia. No debes forzar su autonomía.
6. Evite hacer comparaciones entre el recién llegado y el primogénito
Cada niño es único y diferente y tiene hábitos diferentes en cuanto a sus necesidades fisiológicas, su temperamento y su personalidad. Además, cada uno de ellos tiene un ritmo distinto de aprendizaje y socialización. Por este motivo nunca es positivo compararlos en caso de que el ritmo de uno de ellos sea más lento o relajado: podría mermar las capacidades y el autoestima de alguno de ellos y esto, a su vez, podría desembocar en el desarrollo de sentimientos negativos hacia su hermano.
Aunque los dos sean pequeños, debes entender que son individuos independientes y diferenciados por características propias desde que nacen.
7. Respetarla rutina del primogénito en la medida de lo posible y no introduzcas hábitos nuevos de forma forzosa
Respetar su rutina y hábitos le permitirán sentirse seguros y acostumbrarse más fácilmente a la presencia de su hermano o hermana: introducir cambios abundantes (aunque sea con la intención de que pase más tiempo con él o ella) le puede incomodar y llevarle a rechazar al bebé. Siempre es mejor explicarle qué cambios se van a producir e introducirlos en su vida cotediana progresivamente, dándole así la certeza de que siempre que lo necesite habrá un adulto a su lado.
¿Y la reorganización del sistema familiar?
- No debes olvidar cuidar tu espacio y tiempo personales, y no por ello debes sentirte culpable: una madre satisfecha y feliz que sabe cuidar de sí misma, cuidará mejor de sus hijos. También eres una buena si necesitas pedir ayuda a parientes, amigos o cuidadores, incluso si estás de baja por maternidad o paternidad. También es importante que aprnedas a vivir tranquila cuando estás separada de tus hijos aunque sean pequeños (cuando están en la guardería, cuando estás en el trabajo o cuando pasas un fin de semana de vacaciones fuera de casa). Un estado emocional positivo y relajado permitirá que el niño se sienta más seguro en su vínculo con la madre, así como en el momento en que esté separado de ella.
- Tómese un tiempo a solas para poder disfrutar de tu pareja: es cierto que tener dos hijos reduce considerablemente el tiempo qeu puedes pasar con tu pareja, pero no olvides que seguís siendo el pilar sobre el que se ha construido la familia y es fundamental que esté sano. Con unos padres felices y serenos será más fácil que los hijos también lo sean.
- Comparte tus experiencias y sensaciones: si quieres, puedes probar a sumarte a un grupo de personas que se encuentran en la misma etapa de la vida. Puede ser una fuente muy útil de apoyo, así como una buena oportunidad para conocer gente nueva y no descuidar tu vida social.
- No seas demasiado perfeccionista: sé más indulgente contigo misma durante este periodo de adaptación y no te sorprendas si sientes que necesitas tiempo para redefinir tus prioridades.
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