Era Navidad cuando la pequeña Anthena, de 12 años, perdió el conocimiento y se desplomó en su casa de Leicester. Tras haberle sido diagnosticado un osteosarcoma, -después de encontrarle un bulto en la cabeza- y averiguar que el cáncer se extendía, el desmayo de la niña fue una señal inequívoca de que su enfermedad empeoraba.
La metástasis se hacía fuerte, y Anthena tuvo que ser operada de un tumor en la columna vertebral, además de someterse a una fuerte quimioterapia. Sin embargo la pequeña nunca se rindió. Tras su triste fallecimiento, sus padres descubrieron que, durante el tratamiento, Anthena había llenado la parte posterior del espejo de su habitación con más de 3.000 palabras. A pesar de todo, había escrito un mensaje de esperanza.
Éstas son algunas de las frases que quiso transmitir:
"La felicidad depende de nosotros mismos".
"Tal vez no se trata de un final feliz , tal vez se trata de la historia".
"La vida es un juego para todos, pero el amor es el único premio".
"La diferencia entre ordinario y extraordinario es ese pequeño extra. La felicidad es una dirección no un destino".
"El propósito de la vida es una vida con propósito".
"Recuerda que la vida está llena de altibajos, sin las bajadas las subidas no significan nada".
Toda una lección de vida.
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