¿Qué hacer para que los comportamientos “buenos” de tu hijo/a se mantengan y aumenten? ¿Qué premios son los más efectivos para ellos? ¿Qué podemos hacer para que el mal comportamiento desaparezca? Cuando castigas a tu hijo, ¿éste sigue ofreciendo la conducta negativa? ¿Sois capaces de llegar a un acuerdo tu pareja y tú? ¿Y de castigar a vuestro hijo? Y lo más importante... ¿cómo te comunicas y hablas con el?
Vamos a conocer la disciplina inductiva o razonada mediante la cual tratamos de reorganizar la forma de relacionarnos con nuestros adolescentes.
Se trata de un aprendizaje o aceptación de las normas por convencimiento. El sistema refuerzo/castigo es necesario y efectivo, pero no suficiente. A medida que el niño crece debe aceptar las normas no por miedo a una sanción o espera de un premio, sino porque lleguemos a convencerlo con nuestras explicaciones o, la forma de inculcar disciplina “debe ir enriqueciéndose con razonamientos de los padres que expliquen por qué se acepta una petición y, sobre todo, porqué es rechazada una demanda o es exigida una determinada conducta”.
Esta forma de disciplina se diferencia de otros dos tipos inadecuados: la forma autoritaria (“porque lo digo yo”) y la negligencia (“haz lo que quieras con tal de que me dejes tranquilo”). El único inconveniente es que no puede imponerse de la noche a la mañana: “Si domas un caballo por medio de gritos, no esperes que te obedezca cuando hables”.
Fallo 1: problemas de comunicación
Antes de empezar conviene que tengas en cuenta dos aspectos: el primero es que debe estar disponible, es decir, que la conversación no siempre tendrá lugar cuando tú lo desees, sino cuando tu hijo lo necesite. Esto es una semilla que hay que plantar y cuidar. El joven irá percibiendo con el tiempo si verdaderamentele escucha, sino está pensando en otra cosa, si tiene prisa o si es capaz de hacer un paréntesis y dialogar. El segundo aspecto es que no sirve de nada utilizar estas técnicas si su conducta dice lo contrario de su discurso. Por ello es importante ofrecer a tu hijo, mediante el diálogo, los principios que deseas inculcar en él y entre los que no debe faltar el cariño o la capacidad de reconocer los errores.
Recomendaciones:
- Escucha y házselo saber.
- Entiende sus sentimientos.
- Resume sus ideas y dale información útil.
- Elige bien el lugar y el momento adecuados.
- Usa los mensajes YO.
- Llegad a un acuerdo parcial.
- Acuérdate de recompensar.
- Haz reír y ríete con él.
Fallo 2: no cultivar la escucha
- No inicies la conversación con un juicio previo.
- Observa lo que estás diciendo y cómo se lo estás diciendo.
- Asuma una postura activa, inclinándose hacia el interlocutor, colocando su cuerpo frente al del que habla, evita cruzar las piernas o los brazos.
- Mantén un contacto visual, míralo a los ojos.
- Realiza gestos y produce indicaciones verbales (“uh, uh”, “vale”, “lo entiendo”) que indiquen a tu hijo que lo estás escuchando.
- Resiste las distracciones externas (ruidos, llamadas de teléfono, etc.) y las internas (preocupaciones, prisas…).
- No interrumpas a tu hijo, déjale hablar.
- No rechaces lo que su hijo siente.
- No confeccione soluciones preestablecidas ni precipitadas.
Fallo 3: no tener la capacidad de empatizar
Empatizar consiste en ser capaces de aceptar que cuando alguien se porta de alguna forma, tiene un motivo, una razón para actuar así.
Resumiendo las ideas y sentimientos que tu hijo te ha transmitido, hazle comprender que lo has entendido, que has estado atento a lo que te decía. Utiliza frases como “si no te he entendido mal…”, “entonces lo que me quieres decir es…”.
Fallo 4: no elegir el lugar y momento adecuados
Sin duda este es un aspecto de suma importancia, ya que cualquier habilidad utilizada en una situación inapropiada producirá el efecto contrario al deseado. Podemos establecer unas simples normas:
- Si vas a criticar o pedir explicaciones espera a estar a solas con tu hijo.
- Si vas a elogiarlo, será bueno que esté con su grupo u otras personas significativas.
- Párate a pensar si necesitas el apoyo de tu pareja, un psicólogo experto en conducta o su profesor.
- Si ha comenzado una discusión y ves que se te escapa de las manos y no es el momento apropiado, utiliza frases como: “si no te importa podemos seguir discutiendo esto más tarde”.
Fallo 5: no hacer uso de los mensajes 'YO'
Esta es la habilidad que más cuesta usar y de la que puedes sacar más beneficios. No le salen las palabras, le da incluso vergüenza porque se siente vulnerable, porque significa abrirse a los demás y cree que esto nos hace débiles. Por regla general, cuando queremos transmitir nuestro disgusto por algo que ha hecho otro, lo acusamos y generalizamos la situación. Es corriente que el mensaje que envías tenga la estructura: “Tú siempre/nunca…”.
Recomendaciones:
a) Concretice: “Cuando tú…”
b) Muestre sus sentimientos: “…yo me he sentido…”
c) Explique el porqué de este sentimiento: “…porque…”.
d) Especifique el cambio: “…por eso te pediría que la próxima vez…”
A continuación os presentamos algunos ejemplos de mensajes tú y los respectivos (posibles) mensajes YO. Intenta crear otros mensajes YO.
- Mensaje TÚ: Siempre haces lo que quieres (llega tarde).
- Mensaje YO: Has llegado una hora más tarde de lo acordado y me he pasado todo el tiempo preocupado. Por favor, si vas a volver a hacerlo, llama desde donde estés.
- Mensaje TÚ: Eres un vago (no estudia).
- Mensaje YO: Pronto serán los exámenes y temo que suspendas, sé que estudiar es una lata, así que te propongo que hagamos un horario…
- Mensaje TÚ: Jo, ya estás como siempre: de mal humor.
- Mensaje YO: Cuando estás triste y malhumorada, no sé la causa y me siento impotente, me gustaría que me contases lo que ocurre.
Fallo 6: no ser capaces de llegar a acuerdos parciales
Esta es otra habilidad que cuesta poner en práctica porque significa ceder, reconocer que los demás, en este caso tu hijo, también pueden tener parte de razón. Y sin embargo es un buen ejemplo que puedes ofrecer a tus hijos: el ejemplo de que somos capaces de reconocer nuestros errores, con lo cual nuestra opinión cobra más importancia. Además bien usado puede conducirle al mismo punto que desea, pero dando la impresión de que ha cedido parte del terreno.
Fallo 7: no recompensar
El primer aspecto es insistir en tengamos cuidado para no reforzar las conductas que queremos eliminar. Esto ocurre algunas veces sin que nosotros mismos nos demos cuenta.
Fallo 8: acabar con actitudes de enfrentamiento más que de cierre
El mejor final es una sonrisa. Las habilidades referidas se utilizarán siempre en situaciones serias, de desacuerdo, de enfrentamiento o crítica; pero esto no es incompatible, más bien todo lo contrario, con acabar con una situación distendida, de reconciliación y alegría.
Artículo elaborado en colaboración con Más Vida Psicólogos Málaga.
LETTER
Y además:
Adolescentes: ¿cómo se conocen a sí mismos?
Los peligros del "sexting" para los adolescentes: cómo actuar
Alcohol y adolescentes, ¿qué debemos hacer los padres?