Si bien han sido Oppenheimer y Barbie las dos películas que más repercusión han tenido en la temporada de premios, Pobres criaturas (Poor Things) no puede decirse que haya pasado desapercibida. Recién estrenada en España, la película dirigida por Yorgos Lanthimos ha conseguido hasta 11 nominaciones de cara a los próximos Oscars.
Sin embargo, a pesar de su hasta ahora exitosa trayectoria, la legislación británica no permitirá que sus espectadores puedan verla tal y como la ideó su director. ¿La razón? Una escena ha tenido que ser censurada para que la película no sea catalogada para mayores de 18 años.
La escena censurada
Aunque no supone un cambio sustancial, llama la atención que en 2024 todavía sea necesario echar mano de la tijera para cumplir con la normativa, pero así es. La Ley de Protección de Niños de 1978 vigente en Reino Unido no ha permitido que la película se estrene en su formato original, ya que contiene una escena de corta duración que presenta actividad sexual en presencia de niños, algo que va en contra de lo recogido en ésta.
La escena en concreto refleja el momento en el que un padre, interpretado por Damien Bonnard, acude a un prostíbulo acompañado de sus hijos, a los que lleva para que aprendan el modo de tener relaciones sexuales. Allí es atendido por una prostituta, papel a cargo de Emma Stone, y los niños observan a su padre tener sexo con ella, entre incómodos y curiosos.
Una película provocadora
Esta escena no es sino un botón de muestra de lo que es Poor Things en su conjunto como película. Una obra en la que el sexo tiene un papel principal como forma de liberación para su protagonista, y que tiene una clara intención provocadora.
La película es una adaptación de una novela escrita por Alasdair Gray, y en ella se cuenta el proceso de auto descubrimiento que experimenta una joven llamada Bella Baxter. Tras un tiempo encerrada en casa, Bella se escapa con un abogado con fama de mujeriego, que se la lleva a recorrer mundo, papel que interpreta Mark Ruffalo. Bella empieza entonces a experimentar con su cuerpo, lo que la lleva finalmente a un burdel de París.
Pobres Criaturas ha obtenido grandes críticas a pesar de lo descarnado de algunas de sus escenas, y en palabras de su director, dichas escenas, aunque incómodas, están totalmente justificadas: “Para mí era muy importante no hacer una película mojigata porque traicionaría al personaje principal. Teníamos que tener confianza y, nuevamente, como el personaje, no tener vergüenza”
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