Las fotos de familia nunca suelen llamar la atención por su belleza. Por lo general resultan especialmente artificiales y están llenas de sonrisas malogradas, fondos inquietantes y una luz cegadora que genera más brillos que la nave del Enterprise.
Son fotos-trámite a las que se ven obligados a someterse la mayor parte de los miembros de la familia cuando, una de sus “privilegiadas” mentes, fantasea con una composición o crea un bodegón a la altura de las mejores obras de arte impresionista.
De repente, tras la idea, el proyecto se pone en marcha y parece imposible de frenar. Para cuando se han dado cuenta del error, los miembros de la familia están inmersos de lleno en una espiral fraterno-destructiva imposible de frenar: todos saben que el resultado será malo, pésimo, horrible; pero por cariño o compasión, nadie es capaz de pararlo.
Gracias a estas concesiones, estas “mentes creativas”, consiguieron su fin último y generaron resultados de tal impacto social que deberían mostrarse solo bajo la supervisión de autoridades.
Imágenes llenas de brillantina y vestidos diseñados por las mentes más perturbadas unidas a poses que exprimen los límites del buen gusto y composiciones imposibles que escandalizarían a cualquier persona sensata. Así son algunas de las peores fotografías familiares de la historia de la humanidad.
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