La maniobra de Kristeller es muy discutida por los daños y consecuencias que puede causar durante y después del parto. Sin embargo, también hay muchas mujeres que afirman que esta maniobra ha facilitado su parto, llegando incluso a decir que de no haber recurrido a ella sus hijos nunca habrían llegado al mundo. ¿Cómo concilian estas afirmaciones con la posición que todas aquellas madres que han denunciado los peligros de la maniobra de Kristeller?
Para comprenderlo es necesario, en primer lugar, entender en qué es esta maniobra y cuándo comenzó a ponerse en práctica para después analizar cuáles son los daós y consecuencias que puede caisar. Después, analizaremos las directrices de la Organización Mundial de la Salud a este respecto.
¿Qué es la maniobra de Kristeller?
La maniobra de Kristeller, también llamada "El apretón de Kristeller", toma su nombre del ginecólogo alemán Samuel Kristeller, quien la describió por primera vez en 1867. Es una maniobra de la comadrona que se realiza durante el llamado parto "operativo", en el momento de la contracción.
La maniobra de Kristeller consiste en ejercer presión en el fondo del útero para facilitar la liberación de la cabeza del niño cuando el parto ya se encuentra en una fase avanzada. El médico o la matrona que realiza esta maniobra se coloca de lado de la mujer que está en la cama en posición supina, es decir, tumbada sobre la espalda y con las piernas abiertas. Es entonces cuando empuja con la cara externa del antebrazo sobre la parte más alta del útero (es decir, en la parte alta de la tripa), empujando así al niño hacia la vagina.
Sin embargo, ¿estamos seguros de que esta técnica, nacida en un período histórico en el que no había conocimientos médico-biológicos suficientes acerca del sistema reproductivo femenino y de su funcionamiento, no implica riesgos para el bebé o la madre?
Daños y consecuencias de la maniobra de Kristeller
La maniobra de Kristeller es muy delicada y puede tener consecuencias muy graves con daños considerables, tanto para la madre como para el bebé. Para empezar, puede provocar fracturas de costillas, reversión y ruptura uterina iatrogénica, lesiones vaginales y perineales o el desprendimiento de la placenta. Esto último puede provocar falta de oxigenación del niño al pasar por el canal de parto, lo que puede llegar a causar daños irreparables.
El riesgo de tener que recurrir a una cesárea de emergencia, especialmente en caso de se provoquen lesiones en el útero, es otra de las posibles consecuencias. Desafortunadamente, tampoco se pueden descartar problemas a largo plazo, como prolapsos, incontinencia o dolores crónicos.
Para las mujeres, además, es una experiencia muy violencia debido a la agresividad con que se practica, especialmente si no es advertida antes de que el médico proceda. También son muchos los casos en los que se realiza, con todos los riesgos que conlleva, sin que exista una necesidad real, pudiendo tener uy graves consecuencias tanto físicas como psíquicas para la madre.
Maniobra de Kristeller: directrices de la Organización Mundial de la Salud
La Organización Mundial de la Salud, según sus directrices actualizadas en 2018, define la maniobra de Kristeller como no recomendada. El daño que podría causar, si no se hace con la presión y fuerza correctas, como es en la mayoría de los casos, es infinitamente mayor que la supuesta ayuda que teóricamente aporta para acelerar la expulsión.
Como resultado de estas consideraciones, en países como Reino Unido ha sido declarada ilegal y los médicos que lo practican pueden ser procesados. En España, sin embargo, solo se considera 'no recomendada' y a pesar de ello se sigue practicando, en muchos casos sin el consentimiento de la madre.
Desde la ONG feminista El Parto es Nuestro, en 2013 se puso en marcha la campaña Stop Kristeller con el objetivo de dar voz a todas aquellas madres que habían sido sujeto de esta maniobra sin ser previamente informadas, así como como para informar y concienciar sobre los daños y consecuencias que puede provocar.
Por el contrario, la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO) afirma que esta ténica sí puede y deb eponerse en práctica en algunos casos siempre y cuando la cabeza del bebé asome por la vagina y nunca antes. Esta controversia es el motivo por el que en España sigue realizándose.
Aun así, la Ley 41/2002, de 14 de noviembre, de autonomía del paciente especifica en sus artículos 4 y 5 que las personas tiene derecho a recibir información asistencial y "a conocer, con motivo de cualquier actuación en el ámbito de su salud, toda la información disponible sobre la misma". Continúa diciendo que es información "se proporcionará verbalmente, dejando constancia en la historia clínica" e indicando "como mínimo, la finalidad y la naturaleza de cada intervención, sus riesgos y sus consecuencias". Esto obligaría a médicos y matronas a comunicar a la madre en qué consiste la maniobra de Kristeller y cuáles son los riesgos que conlleva.
En Italia la cuestión fue objeto de debate parlamentario en 2013, pero el Senado subrayó la dificultad de evaluar una práctica que tiene resultados tan diferentes y cuyas consecuencias no siempre estaban claras (a menudo los daños parecían ser atribuibles a otros problemas ocurridos en la sala de parto). La maniobra de Kristeller, por tanto, aunque no está prohibída en muchos países, no es recomendada. en resumen, la maniobra se trata de evitar y solo se pone en práctica en casos extremos.
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