La concepción del embrión se produce en el interior de las trompas de Falopio. Una vez que el óvulo ha sido fecundado, éste se desplaza hasta situarse en el útero, que es el lugar donde se desarrollará el feto durante nueve meses. Sin embargo, en algunos casos, ciertas complicaciones pueden hacer que el óvulo se implante en otras partes del cuerpo: es entonces cuando se produce el embarazo ectópico o extrauterino.
El más común de todos es el embarazo tubárico, que ocurre cuando el óvulo se implanta en las trompas de Falopio. Pero también, aunque en menor medida, puede implantarse en los ovarios, el abdomen o el cuello uterino. Si el embarazo extrauterino continúa sin interrupción puede provocar la rotura de la trompa de Falopio y por lo tanto una hemorragia que podría poner en peligro la vida de la madre.
Factores de riesgo del embarazo extrauterino
Entre los factores de riesgo que pueden derivar en un embarazo ectópico o extrauterino están los siguientes:
- Embarazos extrauterinos previos.
- Una operación abdominal o de pelvis.
- Inflamación de las trompas de Falopio, provocada en ocasiones por el uso de un DIU o por bacterias (como la clamidia, por ejemplo).
- Trastornos de fertilidad y fecundación artificial.
- Trompas de Falopio dañadas debido a interrupciones del embarazo, operaciones quirúrgicas, la píldora del día después, una endometriosis...
¿Qué síntomas se asocian con un embarazo extrauterino?
Los síntomas de este tipo de embarazo suelen ser:
- Ausencia de periodo.
- Dolores fuertes en la parte baja del abdomen.
- Pérdidas vaginales o hemorragias.
- Náuseas y sensación de tirantez en los pechos.
En el caso del embarazo tubárico o abdominal, el embrión comienza a desarrollarse normalmente pero suele morir durante los tres primeros meses. Este aborto natural hace que muchas mujeres no sean conscientes de los síntomas descritos o de haber sufrido si quiera este tipo de embarazo.
La sospecha de un embarazo extrauterino puede aclararse con una prueba de embarazo positiva, una exploración ginecológica y una ecografía abdominal. Una prueba de embarazo positiva, una matriz vacía y la falta de aumento de hormonas del embarazo en la sangre son características de un embarazo extrauterino. Si este tipo de embarazo no finaliza con un aborto natural, el tratamiento a seguir es la intervención para extirpar el embrión mediante una laparoscopia o con ayuda de determinados medicamentos.
¿Por qué se produce el aborto?
Es imposible que el feto se desarrolle durante un embarazo extrauterino puesto que el entorno en el que se implanta el ebrión no es el adecuado: no dispone del espacio suficiente para crecer ni tampoco puede nutrirse, por eso, en la mayoría de los embarazos tubáricos el aborto se produce antes de los tres meses: la cápsula embrionaria se rompe y la plancenta y el saco gestacional se desprenden de la pared de la trompa de Falopio. Esto da lugar a una hemorragia y al aborto del embrión.
¿Qué tratamiento hay que seguir?
En la mayoría de los casos el embarazo tubárico y abdominal concluye por sí mismo, sin necesidad de aplicar ningún tratamiento médico. Pero en otras ocasiones el aborto no se produce, por lo que es necesario realizar una intervención. El objetivo es extirpar el óvulo fecundado que ha anidado fuera del útero. Esto se realiza mediante una intervención quirúrgica o con la ayuda de medicamentos.
En muchas ocasiones es posible realizar una intervención quirúrgica poco invasiva, como es la endoscopia abdominal (laparoscopia). Pero si se ha producido una rotura de la trompa de Falopio, con un fuerte deterioro de su pared, suele ser necesaria su extirpación. El médico será quien tome la decisión más acertada basándose en el diagnóstico, en la salud de la madre y en su deseo de volver a quedarse embarazada en el futuro.
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