Regla 1: elijo mis cosas
No existe el orden si no hay una primera selección. El principio de los tres montones debería ayudarte a llevar una vida más inteligente. Este método consiste en utilizar tres grandes cajas de cartón. En la primera hay que meter todas aquellas cosas que vas a guardar. En la segunda, las que vas a dar o a tirar y en la tercera, las que no sabes si tirar o guardar. Si en un mes no has sentido la necesidad de rebuscar en esa tercera caja, ya puedes tirarla directamente a la basura. En poco tiempo conseguirás vaciar armarios y ganar espacio. Las personas tenemos la mala costumbre de guardarlo todo, por eso esta operación debería hacerse, como mínimo, tres veces al año.
Importante: El principio de los tres montones también puede aplicarse a otras situaciones cotidianas. Por ejemplo, en el trabajo: si estás desbordada puedes hacer tres listas, una con las prioridades, otra con las secundarias y otra con las tareas que puedes delegar.
Regla 2: elijo el orden en módulos
Por suerte los creadores de muebles se han dado cuenta de que la optimización del espacio se ha convertido en algo primordial y de repente imaginan muebles que evolucionan en función de nuestras necesidades y que ocupan un espacio mínimo: cubículos donde guardar la ropa de cama o una mesa con su propio servicio.
Importante: Para seguir a rajatabla esta tendencia elije mobiliario de líneas depuradas con materiales brutos y naturales.
Regla 3: no contravengo mi comportamiento
Ya está. La casa está limpia, pero para que dure hay que adoptar una disciplina. La regla de oro: cada cosa en su sitio.
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