Amarse a uno mismo es una de esas tareas pendientes que solemos posponer. No siempre es fácil, pues la sociedad se encarga de poner trabas y los medios de comunicación, las redes sociales o la publicidad no ayudan. Nos bombardean con imágenes de cuerpos ideales y nos invitan a compararnos una y otra vez. Estos cánones de belleza imposibles, nos pueden hacer olvidar lo más importante: cada una de nosotras es diferente y bella, sin necesidad de ajustarse a ninguna norma.
Seguro que la teoría la tienes clara, pero en la práctica no siempre somos capaces de conseguirlo. Esto nos puede llevar a tener diferentes complejos y, en ocasiones, a problemas más graves. Para evitarlo y empezar a amarnos desde ya, te animamos a probar algunos ejercicios de autoestima con el espejo. ¿Preparada?
1. Obsérvate sin juicios
Para aprender a amar tu cuerpo, es importante dejar atras los comentarios negativos y autodestructivos. Piénsalo, ¿sueles criticar tu físico? No importa de qué forma, si tienes la costumbre de menospreciar tus piernas, el color de tu piel, tu nariz o tu trasero, este ejercicio es para ti.
Solamente necesitas un espejo, preferiblemente grande para que puedas observarte de cuerpo entero, y dedicarte unos minutos. Lo primero que debes hacer es observarte sin ninguna distracción y respirar profundamente para eliminar tensiones, como si fueras a iniciar una meditación.
Una vez que hayas hecho esto, el siguiente paso es enfocarte en lo que ves. Mira con la máxima objetividad posible cada detalle de tu cuerpo sin expresar ningún tipo de juicio. Se trata de aprender a mirarte a ti misma tal y como eres, sin críticas. Al principio es muy posible que te sientas incómoda, como si no reconocieras a la mujer del espejo, porque estamos acostumbradas a vernos como un ideal inexistente y no tal y como somos.
Lo ideal es que repitas este ejercicio durante varios días seguidos hasta que sientas que desaparece esa sensación de malestar y comieces a verte como realmente eres, ¡única!
2. Agradece a tu cuerpo todo lo que hace por ti
Cuando hayas aprendido a mirarte en el espejo sin juicios ni críticas, puedes continuar con este ejercicio. De nuevo, tendrás que ponerte delante del espejo, respirar profundamente y alejar de tu mente tu ideal de belleza y los prejuicios sobre ti misma.
Es el momento de que reflexiones sobre todo lo que tu cuerpo hace por ti. Solemos darlo por sentado, pero no debería ser así. ¿Odias tus piernas? Piensa que todo lo que te han dado: ir a dónde quieras, dar un agradable paseo, correr, nadar por el mar... En lugar de despreciarlas, intenta agradecerles todo lo que hacen por ti. La gratitud hacia tu cuerpo es un paso clave para aprende a amarlo.
De esta forma, enfócate en todas esas partes de tu cuerpo que no te gustan y encuentra una razón para darles las gracias. Al principio puede que te cueste un poco, pero seguro que encontrarás motivos de sobra. ¡Hasta las arrugas son el resultado de una vida llena de emociones por las que puedes sentirte agradecida!
3. Aprecia todo lo que te gusta de tu físico
Ahora ha llegado el momento de concentrarte en lo que te gusta, algo clave para aprender a amar tu cuerpo. Es posible que te resulte más fácil decir todo eso que no te gusta o lo que querrías cambiar, pero de eso se trata precisamente. Debes respirar, observar tu cuerpo en su totalidad e identificar las partes de él que sí valoras de forma positiva.
Tomátelo como un entrenamiento para aprender a ver tus puntos fuertes en el espejo y dejar de centrarte en los defectos. Si repites este ejercicio todos los días, pronto lograrás hacerlo sin ningún tipo de resistencia.
4. Recuerda una situación en la que sentiste que tu cuerpo era amado
Todos hemos recibido algún elogio por parte de alguna persona a la que valoramos, amamos o apreciamos. Es decir, de una persona cuyo juicio nos importa, ¿verdad? Pues bien, ponte delante del espejo, cierra los ojos e intenta recordar uno de esos momentos.
Trata de recordar cada pequeño detalle: dónde estabas, de qué color ibas vestida y las sensaciones físicas que experimentaste al recibir ese cumplido. Intenta revivir la situación identificándote totalmente. Cuando lo hagas conseguido, intenta darle un color a esas emociones o sentimiento de alegría y llena tu mente de ese color.
Abre los ojos, mírate al espejo y siente ese aura de color y de energía positiva que te rodea. Lo más probable es que te haga sonreír y si repites el ejercicio constantemente tu inconsciente memorizará ese sentimiento positivo y empezarás a asociarlo a tu propia imagen.
5. Aprende a amar tu cuerpo con la técnica de las afirmaciones
¡Has llegado al quinto y último ejercicio! Este se convertirá en tu aliado para empezar el día con autoestima si lo repites cada mañana al despertarte. Nada más levantarte, dirígete al espejo y mírate directamente a los ojos. Olvida cualquier juicio que se te pase por la cabeza y repítete la siguiente afirmación: "me amo a mí misma tal como soy".
Repite esta afirmación una y otra vez hasta que lo internalices completamente. Quizá te parezca ridículo las primeras veces, pero si sigues haciendo, al final lo interiorizarás. Por supuesto, puedes variar las afirmaciones para adaptarlas a tus necesidades y sentirte más cómoda con el ejercicio. Una idea es comenzar con todo aquello que nunca pensaste que te podrías decir a ti misma o que te cuesta mucho pensar de ti. Y no es necesario que se centren únicamente en el cuerpo, pueden ser también sobre tus acciones o tu personalidad. Es decir, afirmaciones que muestren el amor, el respeto o el agradecimiento que te tienes. ¡Todo es válido!
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