Muchas personas no creen en religiones. Otras muchas si. Lo que es innegable es que todas ellas han contribuido de una forma u otra al desarrollo cultural de las sociedades actuales.
No es necesario ser creyente de una religión concreta para entenderla y respetarla de la misma forma que no hace falta tener fe en ninguna para empaparnos de sus sabios consejos y aplicarlos a nuestras propias vivencias.
Al margen de creencias y prejuicios, muchos estarán de acuerdo en ver al budismo más como una filosofía de vida que como una religión. Practicada por más de 200 millones de personas en todo el mundo, es una de las creencias religiosas más antiguas de todos los tiempos.
Para su entendimiento no tenemos por qué hacernos seguidores de su doctrina. Tan solo es necesario abrir nuestro corazón y llevar a cabo una apertura mental.
Dejándonos llevar por la razón y la sencillez de sus mensajes -repletos de sabiduría- podremos mejorar nuestra visión sobre las cosas y entender que hay más razones, y a veces más sabias, de las que alcanzamos a ver en nuestro interior.
Si las aplicamos a nuestro día a día, estaremos más cerca de alcanzar nuestra propia felicidad y paz interior.
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