Para muchas personas, tanto hombres como mujeres, pero sobre todo para nosotras, el deseo de ser madre es una de las claves de la realización personal. Tiene un clarísimo componente fisiológico, puesto que somos nosotras las encargadas, por decirlo de alguna manera, de traer al mundo a sus futuros pobladores, nuestros hijos.
Así, la vida va pasando y encontramos pareja, o no la encontramos, pero si llega un momento en el que por la circunstancias personales o sentimentales que sean decidimos que ha llegado la hora de que nuestro bebé o nuestros bebés nazcan. Es un deseo intuitivo que venimos rumiando y que, de pronto, se despierta con gran fuerza.
Imaginaos que ese hijo soñado se convierte, de repente, por obra y gracia de un diagnóstico de fertilidad, en un imposible. La reacción humana es entonces, según explica la psicóloga de Clínicas Eva, Victoria Martínez, similar a la de una pérdida por fallecimiento, aunque os pueda parecer exagerado. La madre y el padre elaboran un duelo por el hijo no nacido.
Se trata de un proceso necesario para asumir una pérdida importante y que permite elaborar lo sucedido y preparar a quien lo sufre para convivir con la nueva y diferente situación. Hay que afrontar una necesaria crisis vital, apunta la experta.
Cuando los profesionales de la salud mental hablan de "crisis vital" se refieren al momento en que en la vida de una persona se produce una alteración del equilibrio emocional por el fracaso en la aproximación tradicional en la resolución de los problemas (en este caso la imposibilidad de concebir de forma natural). Esto genera desorganización, desesperanza, tristeza, ansiedad y confusión.
Victoria Navarro nos aconseja centrarnos en el problema y mantener una actitud positiva como ayuda para manejar esta nueva situación y conseguir un menor impacto emocional. Hay que afrontar el problema con optimismo y valorarlo como un reto por el que se puede luchar, buscando alternativas y emprendiendo un nuevo camino, sopesando las distintas posibilidades que pueden ayudar a solucionar este padecimiento.
Ante esta nueva situación, la pareja debe:
>Adaptarse a la infertilidad, reconociendo el dolor de perder esa experiencia básica de la vida.
>Tratar de restaurar una imagen corporal sana.
>Determinar si otras actividades compensan (vivir sin hijos) o hay que considerar otras formas de consecución de la paternidad/maternidad (Adopción o Técnicas de Reproducción Asistida; Inseminación Artificial, Fecundación in vitro).
Sea cual sea la opción elegida (Tratamientos de Reproducción asistida, adopción o vivir sin hijos) el primer paso es buscar asesoramiento informativo que ayude a comprender el problema. Esta información es fundamental para la toma de decisiones, establecer soluciones alternativas y superar el proceso de duelo, puesto que en el momento en el que se ponen en marcha alguna de estas alternativas, las emociones de impotencia, culpa y frustración experimentadas al principio se transforman en esperanza y optimismo al conseguir retomar el control del problema.
Durante este proceso se recomienda contar con apoyo psicológico que ayude a comprender el problema y reacomode el significado de la infertilidad para poder ejercer control sobre la situación, puesto que son muchos los deseos que se entremezclan y ponerlos en orden es una tarea importante que puede resultar difícil sin ayuda
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