¿Te suena la situación? Vas a comprar al súper y solo encuentras tus productos favoritos en formato familiar. Sabes que no te lo vas a poder comer todo antes de que caduque, pero tampoco te quieres ir sin ellos y quedarte con las ganas.
Al final, resulta que los plátanos terminan madurándose demasiado, que la leche se pone agria y que los cereales se vuelven rancios. ¿No sabes cómo evitarlo sin tener que recurrir a la idea de no comprarlos? Entonces, tenemos buenas noticias para ti: ¡a continuación te damos solución a varios de estos problemas! Hacer la compra y mantener tus alimentos en buen estado por más tiempo ya no será un motivo de preocupación.
1. La ensalada, perfecta para llevar al trabajo
¿A quién no le gusta una buena ensalada acompañada de una sabrosa salsa, por ejemplo, César? Para que los brotes que utilices se mantengan verdes y frescos por más tiempo, envuélvelos en papel de cocina. De esta forma, se absorbe el exceso de humedad y las hojas no se pudren.
2. Los plátanos, amarillos y apetitosos
El plátano es una fruta muy saludable y que nos da energía para todo el día. Normalmente, lo compramos siempre en forma de manojo y apenas da tiempo de comerlos todos antes de que maduren demasiado y se vuelvan marrones. Tranquila, tenemos la solución: simplemente, rodea y envuelve con film transparente el rabito superior de cada plátano. El efecto es increíble. Además, te recomendamos no meter en la nevera las frutas tropicales como el plátano o el mango, ya que no soportan bien las bajas temperaturas.
3. La cebolla, siempre a punto
Con el truco que te vamos a enseñar, las cebollas te durarán hasta ocho meses en perfecto estado. Solo necesitas unas medias de nailon en las que meter las cebollas. La clave está en hacer un nudo con la media entre cebolla y cebolla, de manera que queden todas metidas y no se rocen unas con otras —cebolla, nudo, cebolla, nudo y así hasta acabar—. Puedes colgarlas para conservarlas mejor.
4. El pepino, listo para comer en cualquier momento
¿A quién no le ha pasado? Compras pepino para hacerte una ensalada y tras un par de días ya se ha estropeado. Para no tener que tirarlo y quedarte con las ganas de comértelo, envuelve el pepino en papel de aluminio y guárdalo en la nevera.
5. La leche, fresca y sabrosa a todas horas
¡La leche no puede faltar! Con café, con muesli o como parte de un delicioso batido. Pero ya sabemos que pocas cosas hay tan desagradables como el sabor a leche agria. Para que no te ocurra, consérvala en el congelador antes de abrirla por primera vez. Así se mantiene fresca hasta tres meses y evitas tener que comprar leche U.H.T. La congelación no altera su calidad, aunque la consistencia sí puede cambiar ligeramente. Este truco funciona también con la leche vegetal.
6. Los frutos rojos, siempre listos para degustar
Nos encantan los frutos rojos, pero se echan a perder tras solo un día en la nevera. ¿La solución? Cuando los compres, mételos directamente en una fuente con abundante agua y un poquito de vinagre. Ponlos en remojo cinco minutos y luego deja que se sequen a temperatura ambiente. De este modo, se matan los microorganismos y los frutos se mantienen frescos más tiempo.
7. Hierbas aromáticas, conserva una gran variedad
Hay pocas maneras mejores de darle el toque final y de distinción a un plato que con las hierbas aromáticas. Poder disponer de un huerto donde cultivarlas y cogerlas frescas sería lo ideal, pero también vale con tener al alcance de la mano una amplia selección de hierbas recién compradas. ¿Pero cómo hacer para que no se echen a perder antes de haberlas usado? ¡Fácil!
Solo tienes que congelarlas en aceite y te durarán casi eternamente. Mantienen su aroma y parecen igual de frescas una vez descongeladas. Para hacerlo correctamente, lávalas con agua tibia y deja que se sequen bien. Si quieres congelar un ramillete entero, utiliza una bolsita de congelación; si quieres congelarlas ya cortaditas, usa una cubitera y vierte por cada huequito dos cucharaditas de hierbas y una de aceite o agua.
8. Huevos frescos más tiempo
Algo que no puede faltar en tu cocina son los huevos, ya sea para comerlos en una tortilla o para hacerlos en un bizcocho. Lo que poca gente sabe es que los huevos se pueden congelar. ¿Cómo? Rómpelos y viértelos de uno a uno en cada huequito de una cubitera —mejor si es de silicona—, con una pizca de sal o de azúcar al gusto, en función de para qué se vaya a utilizar el huevo más adelante. Así, los tendrás bien racionados y listos para usar cuando los necesites.
9. La piña, siempre en su punto
La piña es fuente de vitaminas, minerales y enzimas. Para conservarla correctamente, corta la parte de las hojas y no la tires, puedes usarla para tapar lo que vaya quedando de la piña. Así no perderá sabor y estará siempre lista para comer. Como fruta tropical que es, te recomendamos guardarla en un lugar fresco y seco, y no en la nevera.
10. Queso fresco granulado, siempre listo
El queso fresco granulado es un alimento muy socorrido en la cocina: con pan en el desayuno, en la ensalada del almuerzo o dentro del aguacate relleno para la cena. Además, ¿sabías que dura hasta dos veces más si lo sitúas en la balda superior del frigorífico?
Si, como nosotras, a ti también te vuelve loca el queso en todas sus formas, ¡no te pierdas este divertido test!
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