Lo antiguo está más de moda que nunca y es que el estilo vintage no solo es una parte indispensable de nuestro armario, sino también de muchas de las costumbres de nuestro día a día. Para muestra, un botón: ¿cuándo fue la última vez que saliste un domingo a tomar un vermut con tus amigos? ¿Y el último cutrísimo bar de viejos que visitaste? La respuesta de la mayoría variará entre un par de días y un mes en función del ambiente en el que te muevas. Y es que sí, admitamos que comer casquería está de moda y un buen cocido debe convertirse en tu plato estrella si guardas un alma hipster dentro de ti. Es una realidad que tienes que empezar a asumir YA.
Los bares de viejos
No sabemos muy bien cuándo ocurrió pero lo cierto es que hubo un momento en el que los locales con decoración vanguardista y una innumerable carta de cervezas dejaron de estar en nuestro top de imprescindibles. En su lugar, contra todo pronóstico, ganaron posiciones los llamado "bares de viejos" o bares de toda la vida, esos lugares en los que lo mismo podrías encontrarte a tu abuelo tomando un carajillo que a tu amigo de la infancia tomándose un gin tonic.
Se extienden por las calles de moda de cualquier gran ciudad y, además de una decoración que dista mucho de haber sido pensada o estudiada para atraer a los clientes (algunos incluso la catalogarán como cutre), su carta tradicional y sus precios más que competitivos terminan de conquistarnos. Puedes tomarte una ración de oreja o unas patatas alioli y probablemente, sus croquetas y su tapa de tortilla de patata consigan transportarte a la cocina de mamá desde el primer bocado.
El vermut
El aperitivo se ha convertido es un imprescindible de nuestros fines de semana. El vermut nos recuerda a las salidas familiares los domingos, cuando se hacía una parada en el bar de la esquina antes de comer la paella. Pero desde esos años 80 o 90, viajamos al presente para descubrir que este vino macerado con hierbas es una de las bebidas imprescindibles del tapeo hoy en día. Y es que nada hay mejor que unas olivas y un vermut -blanco o rojo- un domingo a la una de la tarde. Es capaz de revitalizar a cualquiera y, además (que nos perdonen los cerveceros del mundo) creemos que está llamado a desbancar a la cerveza como bebida por excelencia del aperitivo.
Y como no podía ser de otra forma, a continuación te damos nuestras sugerencias para disfrutar plenamente de uno de los vermut más ricos y populares, St. Petroni. Estos son los locales de la capital en los que nos encanta disfrutar de la hora del aperitivo:
- Club Alma Sensai (Calle del Príncipe de Vergara, 9)
- Taninos Vinacoteca (Mercado de San Ildefonso, Calle de Fuencarral, 57)
- Platea Madrid (Calle de Goya, 5-7)
- Barra Atlántica (Calle de Gravina, 17)
- Restaurante Alabaster (Calle de Montalbán, 9)
- Mercado de San Miguel (Plaza de San Miguel, s/n)
- La Tita Rivera (Calle Pérez Galdós, 4)
- Frinsa La Conservera (Calle de Claudio Coello, 38)
La decoración de los restaurantes más cool
Papel estampado en las paredes, sillas de aglomerado de colores, sofás de estilo chester que bien podrían formar parte del salón de nuestra abuela... Por alguna extraña razón, nuestros restaurantes favoritos son aquellos que han optado por una decoración de estilo vintage. Sí, sí, Incluso la vajilla de estos lugares es capaz de trasladarnos en el tiempo: vidrio marrón o verde en el que se emplatan recetas de diseño. Seguro que ya te viene a la cabeza más de uno de estos lugares de moda y a buen seguro te acordarás de más al ver esta galería de decoración hipster:
Los platos de la abuela
¿Sabes que hay una tendencia gastro que consiste en no comer nada que no comiese tu abuela? El fondo de esta corriente es comer de forma saludable, desechar los alimentos transgénicos, los precocinados y, en definitiva, todo aquello que nunca formaría parte de la abundante despensa de nuestras abuelas.
Pero no solo estamos intentando comer de forma más saludable, sino que cada vez es más frecuente que pongamos todos nuestros esfuerzos en preparar unas lentejas, un gazpacho o un cocido como el que nos haría nuestra madre. Una parte de esta generación lucha contra la invasión de los tuppers de madre en el congelador y nosotras nos declaramos dentro de esta batalla.
Comprar en el mercado
Cada vez es más común que vayamos a los mercados de abastos a comprar los productos frescos y es que, si algo aprendimos de nuestros abuelos es que no hay que escatimar dinero cuando se trata de comer. Aunque es cierto que nuestra lista de la compra poco tiene que ver con la de nuestros precedesores (pregúntale a tu abuela si alguna vez pidió aguacates en la frutería), sí mantenemos una estrecha relación con el charcutero o la pescadera que sí, ya se saben al dedillo nuestras preferencias y nuestros horarios de compra.
La casquería está de moda
Sí, todos tenemos amigos locos por los callos, las raciones de oreja o las criadillas. Y es que el mundo se divide en dos partes: quienes creen que el resurgimiento de la casquería es uno de los grandes avances del mundo moderno y quienes nos negamos rotundamente a caer en esta tendencia. Y NO es NO.
El té en todas sus formas
¿En qué momento el té dejó de ser una costumbre "british" para ancianas que preparan galletas de mantequilla y se convirtió en un clásico de nuestros postres? He aquí otro de los grandes misterios de la vida moderna...
Los packaging
El packaging de ediciones limitadas de las cervezas cada vez se parece más a piezas de un coleccionista de arte moderno. Lo mismo ocurre con el envase de algunos productos gourmet que incentivan, más si cabe, nuestras ansias de aglutinar objetos que acumularán polvo en una estantería hasta que nuestra fobia a deshacernos de las cosas que guardamos sin sentido ni razón nos permita librarnos de todo ello.
Y por si viajar en el tiempo con el paladar no te ha parecido suficiente y quieres permanecer un tiempo más en aquellos tiempo dorados, te invitamos a hacerlo con estos juguetes retro que nos transportan directamente a nuestra infancia:
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