Hace unos años, hablar de calvicie era hablar de un problema sin solución. Afortunadamente, en los últimos años la tecnología en el ámbito de la implantación capilar ha avanzado muchísimo, y cada vez es más frecuente encontrar a personas que han dejado atrás este problema gracias a una intervención estética. Sin embargo, esta operación es una de las más tediosas de realizar (puede tardar hasta 12 horas), y por lo tanto muy cansada no solo para el paciente, que permanece despierto en todo momento, sino también para el equipo médico, que se enfrenta a muchas horas seguidas de intervención. Hasta ahora.
La semana pasada, se presentó en la clínica Imema de Madrid la nueva tecnología de trasplante capilar robotizada Artas, que permite extraer unidades foliculares viables mediante un procedimiento mínimamente invasivo utilizando una tecnología de imágenes y una robótica de precisión altamente sofisticadas. Esto significa que a partir de ahora, los pacientes que se sometan a esta operación podrán hacerlo con muchas más garantías, no porque hasta ahora la operación no las ofreciera, sino porque al contar con este brazo robótico el tiempo de intervención se reduce a la mitad, se elimina el factor del error humano asociado al cansancio y el post operatorio es mucho más rápido y menos doloroso.
Sin embargo, esto no significa que se elimine de este tipo de operaciones al equipo médico, puesto que el robot solo se utiliza en la fase de extracción de las unidades foliculares de la zona donante, mientras que el cirujano y sus asistentes son los encargados de implantarlos manualmente en la zona receptora. Esta novedosa técnica supone que la intervención sea mucho menos invasiva para el paciente, y asegura un resultado muy natural, puesto que un sistema de disección y algoritmos inteligentes ayudan a preservar el aspecto original del área donante del paciente.
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