Lo último que nos conviene es alarmarnos. Hay que tener en cuenta que los bebés, dependiendo de su edad, no comen alimentos sólidos de la misma manera en la que lo hacemos nosotros, por eso es normal que sus deposiciones sean menos sólidas. Cuando éstas cambien de manera notable, ya sea de color, se vean más líquidas u ocurran con mucha más frecuencia, probablemente se deba a que tu bebé tiene diarrea. Te explicamos qué es exactamente, a qué se puede deber y cómo actuar para intentar que se le pase cuanto antes.
¿Qué es la diarrea?
Se trata de una aceleración del tránsito intestinal que se manifiesta por la expulsión de heces líquidas unas tres o más veces al día. Suele ser síntoma de tres causas principales:
- Gastroenteritis
- Alergias alimentarias
- Inmadurez del sistema digestivo del bebé
Pero también se puede producir tras haber tomado antibióticos, a consecuencia de haber ingerido muchos zumos de frutas, especialmente los que contienen azúcar, debido a una infección de oído o bien causada por alguna bacteria, como la E.coli, la salmonella o el estafilococo.
El riesgo principal que corre el bebé durante un periodo de diarrea es el de la deshidratación, por eso es muy importante que beba líquido a lo largo del día. Mantener una buena higiene es primordial, particularmente en nuestras manos. Debemos limpiar bien al bebé con productos suaves y aplicarle crema o polvos de talco en la zona afectada para evitar que se irrite.
Gastroenteritis
Es la causa principal de estas descomposiciones. Se trata de una inflamación de la mucosa de los intestinos y del estómago causada por algún virus o bacteria que suele cursar con diarrea, vómitos y dolor abdominal. Si tu bebé tiene gastroenteritis tienes que tener ciertos factores en cuenta:
- Si aún es lactante, debes continuar dándole el pecho.
- Si se alimenta con leche de fórmula no es necesario cambiársela por otra, aunque las tomas deberán ser más pequeñas.
- Los bebés que son alérgicos a la lactosa y se están alimentando con un tipo de leche especial no deben cambiarla.
- Si tu bebé toma ya alimentos sólidos, entonces evita los lácteos y procura que coma alimentos suaves y sin condimentos, como arroz, zanahoria, patata, pasta, pollo, pavo o jamón cocido.
- Si el pediatra lo considera oportuno podemos administrarle sueros de rehidratación oral.
Alergias alimentarias
Todos los síntomas que hemos mencionado hasta ahora también podrían derivarse de una reacción alérgica producida por un alimento, acompañada en ocasiones por eczemas en la piel del bebé o presencia de sangre en las heces. Es importante recordar que el huevo, la leche, el pescado y los frutos secos son los alimentos más alergénicos que hay, por lo que pueden producir reacción al primer contacto. Si sospechas que la diarrea de tu bebé puede estar asociada con algún alimento es importante que acudas a tu pediatra. Elabora una lista con todas las comidas que toma tu bebé puede resultarte útil a la hora de realizar un diagnóstico en la consulta.
Inmadurez del sistema digestivo
Si las deposiciones de tu bebé con líquidas pero él se encuentra bien y gana peso de manera correcta, es posible que se deba a la inmadurez de su sistema digestivo. Es algo que ocurre especialmente en bebés prematuros pero que no encierra misterio alguno: solo necesita tiempo para que sus órganos se terminen de formar y realicen sus funciones correctamente. En cualquier caso, su pediatra le realizará el seguimiento oportuno.
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Cuándo acudir al médico
Independientemente de la causa de la diarrea, siempre es importante tener en cuenta la opinión del médico ya que no habrá nadie mejor para aconsejarte y ayudar a tu bebé. Debemos acudir a él especialmente si el niño presenta alguno de estos síntomas:
- Fiebre
- Signos de deshidratación: pérdida de apetito, de peso, orina oscura, sequedad de la boca, ojos secos, lloro sin lágrimas, etc.
- Vómitos frecuentes
- Sangre en los vómitos o en las heces
- Tripa hinchada
- Fuertes dolores abdominales
- O si ha defecado más de 8 veces en 8 horas
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