El pie es uno de los órganos más complejos del cuerpo humano. Es el pie el que ayuda al cuerpo a permanecer erguido y a moverse con equilibrio y coordinación, motivo por el que es esencial elegir un calzado adecuado para los niños, capaz de seguir y respetar su crecimiento fisiológico y permitiendo, además, un desarrollo correcto.
Compuesto por 28 huesos y un gran número de ligamentos y articulaciones, el pie, que es al mismo tiempo una part del cuerpo muy delicada, puede sufrir numerosos trastornos y enfermedades que pueden poner en grave riesgo la actividad física normal de una persona. Algunas de estas afecciones pueden ser el pie plano, el hallux valgus, el pie hueco y, por último, pero no por ello menos grave, el pie equino congénito, puede diagnosticarse desde el nacimiento. Pero, ¿qué es el pie equino, cuántos tipos hay y, sobre todo, cómo se trata?
Pie equino: causas y síntomas más comunes
Como decíamos al principio, el pie equino es una malformación que afecta especialmente a la planta del pie. Esta malformación provoca que el pie esté girado haciena el interior y hacia abajo, de modo que los dedos del pie auntan hacia la otra pierna, es decir, el pie estña colocado en flexión plantar continua.
Más concretamente a la parte más externa de la planta del pie, que tiende a girar hacia el interior del propio pie. Generalmente, las personas que sufren de pies caminan colocando la punta del pie en el suelo, con el antepié cayendo, el talón levantado y la parte posterior de la planta no alineada con las piernas y las rodillas. Así dispuesto, cuando la persona con pie equino camina, lo hace apuntando la region anteior del pie, mientras que el talón no entra en contacto con el suelo. El paciente puede estar afectado únicamente en un pie o en ambos.
¿Cuáles son las causas del pie equino? El factor desencadenante no está muy claro, pero se cree que puede depender de factores genéticos. Lo único cierto es que esta enfermedad se produce cuando los músculos externos de los miembros inferiores son mucho más débiles que los internos, lo que provoca un desequilibrio que gira el pie en la posición descrita. Solo en el 20% de los casos, el pie equino está relacionado con otros problemas de salud graves, como espina bífida, parálisis cerebral y la arthogritis.
Dado que los síntomas son reconocibles desde el momento del nacimiento, puede tratarse de forma temprana. De hecho, es fácil ver si el pie está doblado hacia abajo o si, en caso de que ambos pies estén afectados, las plantas pueden tocarse entre sí. Además, el pie euino suele ser más corto y ancho de lo normal.
Pie equino-varo-supino y otros tipos de pie equino
El pie equino puede presentar distintas sintomatologías referidas a distintos tipos. En el 70% de los casos, el pie se denomina equino-varo-supinato, aquel que se dobla hacia dentro y hacia abajo, lo que da la impresión de que el paciente camina sobre los tobillos o sobre la cara externa de los pies. Afecta a entre uno y dos niños de cada 1000, no está relacionado con otras malformaciones y parece afectar más a los hombres que a las mujeres.
Otro tipo de pie zambo congénito es el llamado pie varo o pie adotto (o metatarso varo o adotto) y es aquel en el que el pie se desvía hacia adentro y hacia abajo, como en el caso del pie equino-varo-supino, pero limitado al antepié, ya que el talón permanece en su lugar. Esta tipo de pie equino afecta al 15% de los niños.
Menos comunes son el pie talo-valgo-prono, que se presenta en el 10% de los casos y en el que el pie está desviado hacia afuera y hacia arriba, y el pie plano-valgo o reflejo, que se presenta en el 5% de los casos y en el que hay una subversión del arco del pie.
Los remedios al pie equino: el método Ponseti
Una vez que haya crecido y se haya desarrollado por completo, un niño con pie equino no tendrá la posibilidad de permanecer de pie, ya que su cuerpo sólo podrá descansar sobre la parte externa del pie afectado, es decir, la parte con una superficie más estrecha. Por este motivo es necesario empezar a tratar el problema lo antes posible, incluso interviniendo en las primeras semanas de la vida del niño. Y es que, afortunadamente, hay remedios para el pie equino. Las terapias más comunes son el método Ponseti y la intervención quirúrgica según el método de Codivilla.
El método Ponseti es un tratamiento cuyo objetivo fundamental es reducir al máximo la agresión quirúrgica del pie equino. De hecho, con esta terapia la cirugía es mínima: consiste en una pequeña incisión de 2 ó 3 mm en la parte posterior del tobillo, lo que permite realizar una sección del tendón de Aquiles. Este procedimiento de tenotomía se realiza después de una serie de operaciones destinadas a corregir la deformación. Después de la tenotomía utilizando aparatos ortopédicos que se usan hasta los 3 ó 4 años de edad para mantener la posición correcta del pie. Con el método Ponseti, la probabilidad de una recuperación completa es de entre el 90 y 95%. Los casos en los que la malformación no se corrige del todo son aquellos en los que está asociada a malformaciones graves de los huesos del pie.
Pie equino: la operación según el método Codevilla
Si el método Ponseti no logra curar el pie equino, el paciente deberá ser sometido a una intervención quirúrgica según el método Codivilla, una intervención que se realiza a los 3 ó 4 meses de edad (el recién nacido debe haber alcanzado los 6 kg de peso como mínimo). La operación consiste en una doble incisión, una en la parte posterior y otra en la parte interna del pie. Después se realiza una liberación o alargamiento de las estructuras tendinosas, musculares y articulares que bloquean el pie en posición de deformidad.
El método Codevilla también tiene buenos resultados morfológicos y funcionales, además de la ventaja de que puede corregirse en un solo paso (el método Ponseti requiere 3). Sin embargo, una operación quirúrgica en un niño de pocos meses nunca debe ser considerada la opción principal si existen, como es el caso, alternativas igualmente válidas y menos invasivas.
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