Nadie puede negar que los niños de la era moderna se han criado inmersos entre todo tipo de dispositivos tecnológicos. Aparatos complejos, cuya existencia ni siquiera podría haberse imaginado en generaciones pasadas, se han convertido en meros juguetes en las manos de los más pequeños.
Manejan con soltura todo tipo de electrónica mientras que los más mayores sudan auténtica tinta china cuando necesitan llamar por teléfono desde estos nuevos dispositivos. Es simple y llanamente una cuestión de entorno y evolución generacional.
Fue precisamente este hecho, el de ver a niños pasando demasiadas horas delante de cualquier tipo de pantalla, el que alertó a la artista plástica Donna Stevens que encontró, en esta "adicción" del siglo XXI, la fuente de inspiración para su último proyecto.
El trabajo con un título muy gráfico y que no deja lugar a dudas se llama `Idiot Box´ y, en él, capta a jóvenes modelos sobre fondos de habitaciones desnudas. Sus caras, iluminadas únicamente por las pantallas led de los dispositivos o de la televisión, muestran miradas vacías, totalmente abstraídas y carentes de cualquier tipo de expresividad. Son auténticos zombies modernos que no socializan ni interactúan.
A través de esta serie de fotografías, la artista trata de llamar la atención sobre un peligro cada vez más habitual: el de la sobre-exposición tecnológica. En principio, enmascarada por un halo de normalidad dentro de las sociedades pero, no por ello, menos peligrosa ni con menos efectos negativos sobre la salud o el desarrollo de los más jóvenes.
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